Pepi Gamero conoció la iglesia de Santa Catalina en una Noche en Blanco. Pasaba por allí y su hija, Patricia García, y ella se preguntaron por esa fachada descuidada que daba hacia la plaza de Santa María. Cuando se disponían a emprender de nuevo el camino, la puerta se abrió. Entraron y descubrieron un lugar que nada tiene que ver con el que volvieron a visitar este sábado. «Cuando yo lo vi esto era una ruina. Me dio mucha pena, y mira tú por dónde ahora es una maravilla», opina Gamero.

La iglesia de Santa Catalina se convirtió a finales del año pasado en un espacio cultural para que la ciudadanía lo disfrutase. Ahora, gracias al proyecto Arteria, pueden hacerlo con explicaciones incluidas; concretamente, las de Julián Mesa, su promotor. La del 14 de agosto fue la cuarta visita guiada que se ha organizado este verano. Se llevó a cabo a las 21.00 horas debido a unas altas temperaturas que no consiguieron ahuyentar a los pacenses, puesto que se llegaron a acercar unos 25.

El recorrido, en realidad, se hace en poco más de media hora, aunque las preguntas de los asistentes, que salieron encantados, alargaron algo más la duración.

Entre las curiosidades que descubrieron se encuentran, por ejemplo, los efectos que el terremoto de Lisboa ocurrido en 1755 tuvo en Badajoz. Mientras que la parte derecha del interior de la iglesia cuenta con cuatro arcos, la de la izquierda solo tiene visibles dos. El motivo se encuentra en que, cuando la capital portuguesa sufrió el seísmo, esa pared cedió: «Tuvieron que actuar rápidamente para que la iglesia no cayera, y lo que hicieron fue llenar con mortero el espacio entre las columnas», explicaba Mesa.

El éxito que están teniendo estas visitas ha dado lugar a anécdotas tan llamativas como que una turista procedente de Barcelona que se animó a participar hubiese vivido, precisamente, en lo que antes era el claustro y que después se convirtió en «una especie de corrala madrileña» donde habitó gente hasta los años 70.

Ahora, Santa Catalina no solo ha recuperado su esplendor como atractivo patrimonial, sino que también acoge exposiciones de gran calado como ‘Cielos líquidos’, de la que Mesa es comisario. Se trata de la primera muestra individual en Extremadura de Felicidad Moreno, artista toledana que en 2006 obtuvo el Premio Nacional de Arte Gráfico. «Queremos que los creadores que vengan sean de nivel nacional e internacional, gente de primer orden, porque así los pacenses se acercan y vamos educando la mirada», reconoce Mesa.