La que sigue es una entrevista espontánea a quien ha sido durante 8 años y 3 meses alcalde de Badajoz y hoy vive su primer día fuera del cargo, tras presentar ayer su renuncia. Francisco Javier Fragoso ha pasado esta mañana por el ayuntamiento, aunque su despacho está recogido desde ayer, a la espera de un nuevo ocupante. Ha colgado la corbata, que volverá a colocarse cuando acuda al Senado, pero no para su día a día en la ciudad.

¿Cómo está viviendo el día después?

No como el día de ayer pero sí como los anteriores, con absoluta serenidad. Estoy muy sereno y muy tranquilo. Sinceramente me encuentro muy satisfecho de los años que he dedicado al ayuntamiento y a la ciudad en diferentes responsabilidades y eso me hace estar muy tranquilo.

¿Cómo vivió el día de su renuncia?

Ayer era un día en el que se juntaban emociones, que no se pueden parar voluntariamente. Esta ha sido mi casa, parte de lo que uno puede entender en sentido extenso como mi familia, porque aquí he pasado muchísimas horas y he compartido con gente magnífica la mayoría del tiempo de mi vida. Ayer intenté despedirme con un discurso institucional, con los mejores deseos y pidiendo disculpas por los errores. Por lo tanto me fui sereno, como estoy hoy, sereno, sin la locura de tener organizada la agenda desde las 8.30 de la mañana hasta las doce de la noche.

No existen precedentes de renuncia por la alternancia en la alcaldía de dos partidos a mitad de legislatura. ¿Cómo es el proceso de cerrar una etapa para que otro inicie la suya?

Yo tenía muy claro que cumpliría mi palabra el día que tocaba cumplirla y por lo tanto ya llevo tiempo dejando muy poquitas cosas pendientes cada día. Ayer se firmó todo lo que había que firmar electrónicamente y, a partir de ahí, porque no existe un vacío, le corresponde al actual alcalde en funciones asumir las responsabilidades de lo que queda pendiente, como a mí me correspondió cuando Miguel Celdrán se fue.

¿El pleno de renuncia se desarrolló como esperaba?

Tengo sentimientos encontrados. Por un lado, creo que lo que correspondía era que primase la posición institucional, pues era un pleno para despedir a una persona que había dedicado gran parte de su vida -más de la mitad de ella- a la ciudad. Se quiso utilizar el pleno para marcar las diferencias, yo lo respeto, y así se lo dije  (al PSOE). Por otro lado, debo agradecer profundamente el detalle de Erika (Cadenas, portavoz de Unidas Podemos), que fue muy generosa desde la discrepancia, porque entendemos muchas cosas de forma diferente y estuvo en el papel que le correspondía. La otra parte prefiero olvidarla porque no va a hacer que acabe esta etapa con una mala sensación. Existe el dicho de que solo te puede hacer daño aquel que tiene capacidad de penetrar en tu corazón.

Salió con su familia del ayuntamiento y se dirigieron a la ermita de la Virgen de la Soledad.

Me apetecía. Soy creyente y quería agradecerle a la Patrona de la ciudad que me haya guiado estos años al tomar decisiones en las que haya acertado. Aquellas en las que he fallado no son culpa de la Patrona sino exclusivamente mías. Le hice entrega de una medalla, la que tuve en el mandato intermedio. Por dos motivos: porque fue un mandato completo y, en segundo lugar, porque por casualidades de la vida esa medalla lleva los colores de la Patrona en el cordón, el blanco y el negro. En cada legislatura se eligen cordones diferentes. En esta son los de la enseña nacional. Sin duda fue una de las legislaturas en la que más mano necesité por parte de la Virgen para sobrellevarla, porque fue en la que mi familia y yo mismo peor lo pasamos por circunstancias ya conocidas por todos que no merece la pena recordar. Fue la medalla con la que estuve en el pleno de ayer. Me la puse el último día y decidí que a partir de ahora la tuviera la Patrona. Mi mujer quiso llevarle un ramo de flores.

Después fue a comer con los compañeros.

Tuve la oportunidad de comer con los compañeros y el personal de confianza que ha estado años conmigo. Para mí fue una tarde muy alegre. Lo pasamos bien. Con todas las restricciones por la pandemia, tuvimos la oportunidad de pasar una tarde agradable en la que todo fueron buenas sensaciones.

¿Qué sensaciones?

La misma sensación con la que yo quería irme de aquí, que es la que siempre me enseñó mi padre para afrontar todos los retos en la vida: la sensación del deber cumplido. Lo que no significa que piense que lo he hecho todo bien. No quiero que parezca eso. Me habré equivocado, pero mi sensación es que he cumplido con mi deber. La gente podrá discrepar de mí, podrá no estar de acuerdo con las decisiones que he tomado, pero pocos podrán decir que no me he entregado en cuerpo y alma en cumplir las obligaciones que en cada momento tenía el cargo. No he rehuido jamás de una sola obligación. Ni por comodidad ni porque no me apeteciera. No solo de mi padre, también lo aprendí de Miguel y ahí he estado, tomando decisiones hasta el último día, aunque fuesen complicadas. Si el último día tenía que firmar que había que acercarse a Los Rostros 1, pues lo firmé y no me escondí. Hasta el último día, en el último instante, siempre he entendido que tenía que asumir las obligaciones del cargo, porque entre otras cosas yo lo acepté de forma voluntaria. No solo para lo bueno, también para lo malo, para las alegrías y las penas y con todo lo que supone el privilegio de haber sido alcalde de esta ciudad.

Habrá quedado algún asunto pendiente que le hubiese gustado cerrar.

Me hubiese encantado en lugar de ir a visitar cómo van las obras de la piscina de la margen derecha, haberla inaugurado. En lugar de ir a los trabajos arqueológicos de El Campillo, entregar las viviendas. Pero en la vida de un ayuntamiento, todos los que llegamos a alcaldes tenemos que seguir gestionando realidades que nos vienen de alcaldes anteriores, porque la ciudad está viva.

¿Anoche puso el despertador a la misma hora de todos los días?

-Como siempre, a las siete menos diez. No hay que cambiar las dinámicas. Hoy he desayunado antes de venir al ayuntamiento, porque me gusta desayunar fuera. Voy cambiando de sitio. Es raro que en una semana no vaya a cuatro lugares distintos.

¿Esta mañana lo han seguido saludando como alcalde?

Sí, pero no quiero que se entienda como petulancia. Es normal en el ámbito local. Cuando veo a Gabriel Montesinos lo saludo como alcalde y cuando veía a Miguel, también. Es como una costumbre no escrita. Siempre se tiene la deferencia. Igual que ocurre a los expresidentes de la Junta. Cuando veo a Ibarra lo saludo como presidente Ibarra y a los alcaldes nos pasa algo de eso. También es verdad que han sido más de ocho años, hasta que la gente se acostumbre.

¿Ha recibido muchos mensajes?

¿Alguno especial que pueda contar?

De gente que ya no está en política. Por ejemplo, me sorprendió Rafael Catalá, que fue ministro de Justicia. Sin saber por qué ni de dónde ha sacado mi teléfono, imagino que como la noticia es nacional por las capitales que cambian de alcalde. Fue a las siete y pico de la mañana de ayer y me hizo ilusión que alguien que ha sido ministro de nuestro Gobierno y que ha dejado la política hace tiempo me mandase un mensaje agradeciendo el trabajo y deseando lo mejor en la vida. Ha habido muchos otros. Lo bonito para mí es que proceden de muchas personas con las que no comparto ideología. Porque algo que nadie me puede negar es que creo que siempre, independientemente de que mi carácter sea combativo y guerrillero, he sido tremendamente escrupuloso en cuidar las relaciones entre las instituciones. Pero esos mensajes prefiero quedarlos para mí.

¿Entre ellos, Guillermo Fernández Vara o Miguel Ángel Gallardo?

Me los quedo para mí, pues los mensajes eran para mí, no para una persona pública.

Hoy no ha colgado nada en sus redes sociales sobre su despedida.

Daré un mensaje de agradecimiento, evidentemente. Pero quería no hacerlo de golpe. Antes de comenzar esta nueva etapa, también en redes, quería que el último mensaje sea de agradecimiento a la ciudad, algo parecido a lo que fue mi discurso, pero quería medirlo y es verdad que ayer por la tarde me dediqué a la familia, a los amigos y compañeros.

Este verano podrá ir de vacaciones tranquilamente.

He tenido siempre pocas vacaciones y cuando las tenía, debía estar pendiente de todo lo que ocurría. Los teléfonos de los alcaldes tienen un defecto y es que llegan todos los sistemas de alarma. No es fácil desconectar. Este año podré hacerlo y dedicarlo a la familia.

No iba a ser una entrevista sobre la situación en que queda el ayuntamiento. Una última pregunta: ¿Confía en que Ignacio Gragera sea el próximo alcalde?

Estoy convencido de que habrá un cambio tranquilo, que es lo que la ciudad se merece, y no habrá sobresaltos

El exalcalde dice encontrarse tranquilo. Hoy ya sin corbata. S. GARCÍA