SEMANA SANTA 2024

Sábado de Pasión en Badajoz: la reina del Cerro

Nuestra Señora del Dulce Nombre de María salió de su templo, la parroquia de Jesús Obrero, para recorrer las calles del barrio viejo. Cientos de personas se agolparon en la puerta para recibirla

Salida: el paso de Nuestra Señora del Dulce Nombre de María con la parroquia de Jesús Obrero al fondo.

Salida: el paso de Nuestra Señora del Dulce Nombre de María con la parroquia de Jesús Obrero al fondo. / Andrés Rodríguez

Rocío Sánchez Rodríguez

Rocío Sánchez Rodríguez

-¿Es usted creyente?

-Sí lo soy, aunque me he llevado muchos palos eh, pero bueno, ahí sigo...

-¿Se acuerda de su gente?

-Esos no se me olvidan nunca.

A Micaela Díaz Reyes, 70 años, vecina del Cerro de Reyes, «me trajeron mis padres al barrio muy pequeñita», los ojos le chispean. Es inevitable. Acaba de sonar la saeta a las puertas del templo a la «reina del Cerro», el público aplaude con entusiasmo y la música arranca con ímpetu. La emoción se contagia. «Qué te voy a decir yo de la Virgen...», expresa. «Si es que además tengo una nieta de 22 años que tocaba en la banda, pero este año no, porque tiene mucho que estudiar. Está haciendo la carrera de Matemáticas aquí en la Universidad de Extremadura», dice con inmenso orgullo.

Micaela aguarda la salida de la procesión en la rotonda de las grullas, cuyo césped en cuesta hace de carrera oficial en el barrio. Junto a ella, cientos de personas, «casi todos somos vecinos», se agolpan en la puerta de la parroquia de Jesús Obrero para acompañar la salida del paso.

Nuestra Señora del Dulce Nombre de María volvió a desfilar este sábado de Pasión por las calles del Cerro de Reyes y volvió a ser recibida con numerosos vítores y aplausos. Fue ella la encargada de inaugurar la Semana Santa de Badajoz. 

Puntual, a las 20.00 horas, la iglesia abrió sus puertas, que son más pequeñas que el paso, por lo que la salida y la entrada se dificulta. Es necesario retirar la corona a la Virgen.  

La riada

Esta vez la procesión recorrió las calles más antiguas del Cerro, desfiló por el barrio viejo. El año que viene tocará por el nuevo, y así sucesivamente.

Ese nuevo se creó después de la riada de 1997, cuando el agua se llevó por delante vidas, casas, recuerdos... La parroquia de Jesús Obrero siempre estará vinculada a esa tragedia que a ningún vecino se le olvida. La huella permanece en la memoria. «No me preguntes por eso porque es que yo me quedé muda», expresa Micaela mientras disfruta, un año más, de una procesión que considera suya.