ENTREVISTA | Mercedes Arias Presidenta del Economato Social de Badajoz

«Con la que está cayendo comprar una botella de aceite a la mitad de precio sigue siendo carísimo»

Mercedes Arias, en el centro, con los trabajadores de Social Café.

Mercedes Arias, en el centro, con los trabajadores de Social Café. / Santiago García Villegas

Ha cumplido este año una década al servicio de los ciudadanos. Este proyecto, que nació para atender a personas en situación de pobreza moderada hace diez años, llega ahí donde otras instituciones no pueden y eso lo convierte en un muy valioso para todos los pacenses. Gracias a acuerdos con mayoristas, cooperativas y distribuidoras, juntamente con ayudas de instituciones, hacen posible que puedan vender a quienes lo necesitan productos al 50% de su precio. Con la inflación actual la gesta es doblemente loable. Al frente de esta aventura solidaria está Mercedes Arias, quien hace auténtico encaje de bolillos con su tiempo para poder coordinar el Economato Social de Badajoz.

Hace un año que recibieron el Premio Especial de la Crónica de Badajoz ¿Ha aumentado el número de familias que acuden al Economato Social?

No ha aumentado por culpa de las actuales circunstancias económicas. Los precios de la alimentación son cada vez más altos, incluso los de limpieza e higiene personal. Es difícil aumentar el número de usuarios cuando los precios no se reducen. Nosotros todos los productos los compramos a los proveedores. Nadie nos dona nada. Una vez que adquirimos los productos nosotros los ponemos a disposición de nuestros usuarios al 50% de lo que nos han costado. Con la que está cayendo el 50% de una botella de aceite es carísimo. Por eso es difícil aumentar el número de familias que se pueden beneficiar. 

¿Hay más familias en situación de pobreza moderada?

Sí, es nuestro rango de atención es pobreza moderada, transitoria o accidental. Hay cada vez más familias en cualquier situación imaginable. Pobreza extrema, pobreza moderada… la desesperación con las que las familias acuden a nosotros es palpable y tenemos la sensación de que no podemos llegar a todas ellas. 

Acabáis de cumplir una década de trayectoria. ¿Cuál es el balance?

Por el Economato Social de Badajoz han pasado muchísimas familias, no todas las que nos hubiera gustado a lo largo de esta década. Hemos hecho un bien considerable porque hay mucha gente en situación de pobreza moderada. Somos la única asociación especializada en familias que tienen algo, pero no lo suficiente. Estamos un escalón por encima de la excelente labor que hacen asociaciones como el Banco de Alimentos, Cáritas, Cruz Roja, pero nuestro nivel de actuación es otro, familias que tienen algo, pero no lo suficiente. 

¿Cómo consiguen esos precios tan ajustados?

Siempre vamos a pérdidas, siempre vamos al 50% de descuento con carácter general. Podemos hacerlo así gracias a subvenciones de la Junta de Extremadura, Diputación de Badajoz y Ayuntamiento de Badajoz. De momento y hasta que la cafetería u otra iniciativa de inserción laboral dé beneficios subsistimos así.

Los primeros años fueron los más duros, sin ayudas de ningún tipo ¿cómo los recuerda?

Puf, la verdad es que los inicios fueron difíciles, pero mantenerse año tras año lo está siendo casi igual. No ha cambiado nada. La preocupación por arrancar fue exactamente la misma que de seguir cada día.

Sin embargo, el proyecto más querido es el Social Café, una cafetería en la que salvo el maestro pastelero todos son personas con discapacidad… ¿Por qué tan buena acogida?

Llevamos solo un año y como he dicho los comienzos siempre son duros en cualquier ámbito. Estamos tratando de hacernos un hueco. A los trabajadores el entusiasmo no les falta. Es un lujo trabajar con ellos, pues hacen equipo y son compañeros unos de otros. Unos tenían experiencia y otros no, por eso ha sido complicado. Los clientes deben de conocer la situación. No porque tengan discapacidad, sino porque su experiencia aún se está forjando. Para personas que no han tenido un contacto previo con la hostelería se hace todo muy cuesta arriba. 

También habéis puesto un proyecto de reciclaje de tapones para ser transformados en planchas para mobiliario. ¿Cómo se lleva a cabo?

Las materias primas son tapones y botellas de una determinada clase de plástico. Lo que hacemos es triturar esos tapones y los vamos a introducir en una prensa-horno. El resultado son tablones plásticos que vamos a convertirlos en todo tipo de mobiliario, siempre desde el punto de vista de que es un proyecto de inserción laboral para personas con discapacidad.

¿En qué consiste la primera prensa térmica-hidráulica de la región?

Sí, nos las han construido desde cero. Nos han cortado las piezas según unos planos que hemos encontrado en internet y desde el corte de las piezas y el ensamblaje llevamos más de un año. Pronto podremos hacer las primeras muestras y colocarlas en espacios donde sean visibles para hacernos presentes en el mundo del reciclaje y la construcción. Es un material muy bonito y muy colorido.