ENTREVISTA | Alberto Escudero CEO de Lázaro Pasteleros

«En dos años pondremos en marcha una nueva factoría con nuevas líneas»

Alberto Escudero, CEO de Lázaro Pasteleros.

Alberto Escudero, CEO de Lázaro Pasteleros. / EL PERIÓDICO

Lázaro Pasteleros es una empresa con sede en Bienvenida especializada en el diseño, elaboración y venta de dulces artesanos que está a punto de dar un gran salto cuantitativo y cualitativo. Fundada en 2018 por los hermanos Escudero, en muy poco tiempo se ha convertido en una referencia ibérica en su sector. La innovación y la búsqueda de la excelencia están en el ADN de sus ejecutivos. 

En los últimos años se han esforzado en adaptar sus procesos y productos a la última tecnología del sector. Trabajan con los más importantes distribuidores y cadenas de supermercados nacionales y también de Portugal. Alberto Escudero, CEO de Lázaro Pasteleros, explica que en una par de años pondrán en marcha una nueva factoría con la que esperan dar el gran salto a los mercados internacionales. 

Disponen de un completo catálogo de bizcochos y masas batidas en distintos sabores y formatos, destacando el bizcocho de limón, bizcocho de chocolate y el bizcocho de naranja con pepitas de chocolate. Con 20 trabajadores, su facturación ya sobrepasa los 1,4 millones de euros anuales.

¿Se esperaban conseguir el Premio Pyme en la pasada edición de los Premios Empresario de Badajoz?

No, la verdad es que no. Fue toda una sorpresa, sinceramente. No esperábamos que fuéramos los acreedores de ese reconocimiento.

¿Qué significó para ustedes y especialmente para los fundadores de la empresa?

Somos dos hermanos que empezamos muy jóvenes en esta aventura empresarial, en la que hemos vivido muchos momentos difíciles, pero también muchas alegrías en el camino. Siempre es gratificante que te reconozcan el trabajo. Al final este tipo de premios te animan a seguir hacia adelante.

Ustedes facturan más de un millón de euros anuales con unos productos tan humildes como los bizcochos y las magdalenas…

Personalmente, pienso que lo primero es la calidad. Es un aspecto que nunca puede descuidarse. Sin embargo, otro aspecto clave para ser competitivos actualmente es la automatización de los procesos, sin dejar atrás el sistema tradicional de elaboración, que es lo que diferencia un producto industrial de otro que lo es menos. Te tienes que diferenciar y echarle ganas e ir a los puntos donde hay que ir a venderlo. Un bizcocho lo hace cualquier, pero un bizcocho bueno no. Y venderlo tampoco es fácil.

Han hecho una gran inversión en automatización de sus procesos productivos y tecnología en su fábrica de Bienvenida…

Siempre hay que hacer una inversión continua y ver la manera de innovar. Es cierto que el año pasado esta fue de 400.000 euros, tanto en instalaciones como de maquinaria para poder llegar al nivel de producción que nos exigía el mercado. 

Líneas de elaboración de productos en Lázaro Pasteleros.

Líneas de elaboración de productos en Lázaro Pasteleros. / EL PERIÓDICO

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Desde su fábrica de Bienvenida asisten a ferias internacionales como YUMMEX en Dubái. ¿Habéis abierto mercados exteriores?

YUMMEX es una feria especializada en pastelería y confitería. Los mercados exteriores están en nuestro punto de mira. Nuestros principales clientes en el exterior están actualmente en Portugal. Este producto que hacemos tiene una baja vida útil porque debe consumirse fresco, con 60 días como máximo desde su elaboración. Eso también permite que nos podamos diferenciar de otros fabricantes más industriales, cuyos productos tienen más fecha de caducidad, pero tienen que emplear productos en detrimento de su calidad. De momento exportamos a Portugal, pero obviamente Francia y otros países europeos cercanos son nuestro objetivo.  

Sus clientes en Portugal forman parte importante de la expansión de Lázaro Pasteleros.

Nosotros somos fabricantes y mayoristas. Trabajamos con distribuidores, no podemos llegar a las pequeñas tiendas porque el coste de logística sería muy grande. Incluso el coste del producto, porque es un producto con volumen y a bajo precio. Nosotros trabajamos con distribuidores especializados en confitería en Portugal, con miras a empezar allí con cadenas de supermercados. En España trabajamos con Lidl y ya hemos entablado conversaciones con Lidl Portugal para empezar en breve.

¿Cuántos productos tienen en su catálogo?

Tenemos unos 30 productos todos derivados de la masa batida de bizcocho/magdalena. De ese catálogo una decena de ellos son los que llevan el grueso de nuestra facturación.

¿Cómo consiguen mantener el sabor tradicional a pesar de haber automatizado parte del proceso de elaboración?

Lo principal son los ingredientes. Es importante seleccionarlos y no sacrificar la calidad por ser competitivo en precio. Otra cosa es en el tema de amasados y horneados, que por mucho que se automatice nunca hay que dejar de imitar el proceso inicial.  

¿Qué planes de futuro tienen para la compañía?

Nuestros planes de futuro pasan por construir una nueva planta porque la actual ya se nos ha quedado pequeña para trabajar la innovación e implementar nuevas líneas. En dos años la pondremos en marcha. Todavía no tenemos decidida la ubicación. A día de hoy tenemos una media de 20 trabajadores.

Están certificados en IFS Food Versión 7 ¿qué significa para la empresa este sello de calidad?

Al final tienes que estar siempre entre los mejores y esa certificación demuestra que el trabajo diario se está haciendo bien, tanto en cuanto a procesos como de calidad. La IFS Food Versión 7 supone un gran prestigio y poder trabajar con cadenas que exigen esa certificación. Además, de cara a los clientes en el exterior es lo primero que nos van a pedir.

Se acerca la campaña de Navidad ¿Es vuestra época más fuerte en ventas? ¿Cómo conseguís superar la estacionalidad?

Al contrario de lo que la mayoría de la gente podría pensar, nuestra temporada más baja es la de Navidad. Nuestro producto es un bizcocho que se consume todo el año con picos de producción que se mantienen. En Navidad entran al mercado muchos productos de temporada como pueden ser los mantecados, turrones y roscones, que ocupan nuestro espacio en los lineales de los supermercados. H