Un show con actuaciones, desfile, disfraces y visitas de la familia

Los mayores de Badajoz celebran el Día de los Abuelos en la residencia

Las Hermanitas de los Desamparados celebran por todo lo alto el 26 de julio, Día de los Abuelos

Los mayores celebran el Día de los Abuelos en la residencia

SANTI GARCÍA

Irene Rangel

Irene Rangel

El Día de los Abuelos es la celebración más importante en la Residencia Hermanitas de los Desamparados. «Nos esforzamos muchísimo preparando la jornada de hoy. Es un día muy especial para nosotros», explicaba esta mañana Alicia Castillo mientras hacía fotos con una mano y con la otra, ayudaba a enchufar un equipo de música.

No faltaba un detalle en el patio de la residencia: una carpa de varios metros acogía decenas de mesas con aperitivos, una gran nevera con bloques de hielo aseguraba los refrescos fresquitos para los abuelos, altavoces, pancartas y mucha familia esperando a que bajaran los residentes. De los casi 180 habitantes de «la casa», como ellos la llaman, 140 salieron de sus habitaciones a disfrutar del día.

Manuel bailando 'Sarandonga' para sus compañeros de residencia.

Manuel bailando 'Sarandonga' para sus compañeros de residencia. / SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

La bailaora pacense Pilar Andújar lleva todo el verano preparando con algunos abuelos un homenaje a Lola Flores con el que deleitaron a las familias. Estos octogenarios alumnos se presentaron ataviados con sombreros, flores en el pelo y ropa de lunares. Manuel, uno de los alumnos favoritos de Pilar, hasta se enfundó una falda y un mantón para bailar ‘Sarandonga’ delante de sus compañeros. «No hay que invalidar a los mayores, yo estoy aprendiendo más de ellos en los ratitos de terapia de lo que ellos podrán aprender de mi en todo el verano», contaba una emocionada Pilar. 

Ella también tenía una sorpresa preparada para los mayores: su hijo, el también bailaor Diego Andújar, vino desde Madrid para actuar y Julia, una de las alumnas más pequeñas de la academia de Pilar, recitó con solo 3 años un poema de Lorca. Todos tuvieron atenciones para ella. 

Julia baila ante Don Ramón, convertido en el Papa durante un día.

Julia baila ante Don Ramón, convertido en el Papa durante un día. / SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

La familia de Ana acudió al completo a verla: su hija Ana, su nieta Ana y su bisnieto «Adrián, ¡como el bisabuelo!» que con un año no perdía detalle de las actuaciones ni de los aperitivos. «Celebramos juntas nuestro santo, es la tradición», afirmaba la nieta mientras la bisabuela presumía de bisnieto entre sus compañeras. 

La guinda de la celebración la pusieron las hermanas de la congregación. Detrás del edificio principal preparaban un desfile inaugural para festejar la efeméride. «Como están tan cerca las JMJ hemos decidido traer al Papa a la residencia». Don Ramón, uno de los usuarios del centro y antiguo sacerdote del hospital, saludaba a los presentes desde el Papa Móvil. Acompañándole iban las hermanas: unas tiraban del cortacésped que hacía las veces de vehículo (que, cosas del directo, se estropeó a las puertas de la residencia y hubo que empujarlo); otras, disfrazadas de guardas de seguridad, ‘velaban por la seguridad’ del Papa muy metidas en su papel; los usuarios, por su parte, encarnaban a los jóvenes peregrinos. 

Las hermanas tuvieron que empujar 'el Papa Móvil' porque se estropeó el motor.

Las hermanas tuvieron que empujar 'el Papa Móvil' porque se estropeó el motor. / SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

Lunares y sotanas se mezclaron con los besos de los más pequeños. Los adolescentes se hacían selfies con sus mayores. La música no paró de sonar hasta pasadas las 17.00 horas, cuando los familiares abandonaron el recinto. Maximiliana, a sus casi 100 años, decía abrazada a su nieto Carlos: «Ha sido un día muy feliz».

Nadie diría que Maxi tiene casi 100 años.

Nadie diría que Maxi tiene casi 100 años. / SANTIAGO GARCIA VILLEGAS