El Periódico Extremadura

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BALANCE DE DAÑOS TRAS EL SUCESO EN LA CALLE HERNANDO DE SOTO

El día después del pánico

La mitad de los vecinos del bloque afectado por la explosión de gas butano en un piso de Badajoz no han vuelto aún a sus casas, que siguen sin agua ni luz. Cuatro viviendas son inhabitables, por ahora

VÍDEO | Los vecinos del bloque afectado por la explosión de gas en Badajoz siguen sin luz y agua

VÍDEO | Los vecinos del bloque afectado por la explosión de gas en Badajoz siguen sin luz y agua SANTIAGO GARCÍA VILLEGAS

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VÍDEO | Los vecinos del bloque afectado por la explosión de gas en Badajoz siguen sin luz y agua Belén Castaño Chaparro

Los vecinos de la calle Hernando de Soto tratan de recuperar la calma después del pánico vivido la tarde del jueves. Al filo de las 15.15 horas sus corazones se encogieron. Un tremendo estruendo sobresaltó sus sobremesa y sus vidas. En el segundo C del bloque número 1 una gran explosión de gas butano hizo temblar a todo el edificio y a sus residentes. Un fallecido, el inquilino de la casa donde se produjo la deflagración, y 16 heridos de carácter leve, es el balance de una tragedia que pudo ser mucho mayor.

No fue una noche fácil para ninguno. La mitad de los vecinos del bloque afectado tuvo que dormir -en los casos en los que lo consiguieron- fuera de sus casas. Muchos lo hicieron en viviendas de familiares y amigos y ocho personas fueron realojadas en un hotel por el Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS), que también les proporcionó la cena. Este recurso estará a su disposición hasta que puedan ocupar de nuevo sus pisos. 

 Ayer por la mañana tocaba hacer balance de los daños. Los vecinos pasaron por sus pisos a recoger enseres personales y algunos animales. No saben todavía cuándo podrán regresar definitivamente. Seguían sin agua y sin luz. «Va para largo», es lo que les dijeron. La deflagración reventó cañerías e instalaciones eléctricas. Estaban contactando con sus aseguradoras y también trataban de localizar al administrador de fincas para intentar agilizar todas las gestiones.

"Mi madre se ha salvado dos veces"

El piso del fallecido está completamente destrozado, con cascotes por todos lados y el mobiliario roto y quemado. Los dos contiguos también han sufrido importantes desperfectos y, por ahora, son inhabitables. En uno de ellos vive una mujer de 67 años. Su salón estaba pared con pared con el de la vivienda donde se produjo la explosión. Estaba, porque ha quedado completamente destrozado. Había bajado a la calle con su nieta por el fuerte olor a gas, ya que padece problemas respiratorios y cuando estaban bajo la marquesina del portal, ocurrió la deflagración. Los cascotes solo le rozaron en una pierna. «Mi madre se ha salvado dos veces», aseguraba su hijo, Raúl Trinidad, que aún no había podido entrar en la casa.

En el otro segundo se ha caído parte de la fachada de un dormitorio, que ha quedado a la vista desde la calle. «Iremos donde nos ampare el señor», decía entre la rabia y la resignación su inquilino, que reside en esta vivienda con su madre. 

Hay otros dos pisos, en la primera planta, en los que también deben hacer importantes reparaciones para poder ocuparlos de nuevo. Además, existe riesgo por la sobrecarga de escombros. Uno es el de Carmen, de 84 años, el primero C, justo debajo de la vivienda en la que se produjo la explosión. Las escayolas de los techos se han desprendido, hay cristales por todas partes. «Si llega a pasar cinco minutos después, no lo cuenta», decía María Ángeles, su hija, mientras señalaba el gran trozo de escayola sobre el sillón en el que su madre se echa a diario la siesta. La explosión la pilló terminando de recoger la cocina. En su patio interior, entre otros objetos, han acabado el lavavajillas y parte de la televisión de la vivienda del fallecido.

Los inquilinos de las casas menos afectadas, aunque podían volver porque no había riesgo, no lo han hecho por la falta de agua corriente y electricidad. Tampoco funciona el ascensor y el olor a humo seguía siendo intenso. 

María, de 91 años, estaba dispuesta a volver a su casa. Llegó hasta el portal con algunos familiares. Camina con muletas. Imposible subir a su piso, en la cuarta planta. No podía ocultar su indignación y su pena. Los ojos se le llenaron de lágrimas. En el bloque hay otras personas con problemas de movilidad que también tienen muchas dificultades para acceder.

Los bomberos, que visitaron durante la noche varias veces el piso siniestrado para asegurarse de que todo estaba en orden, volvieron ayer por la mañana para revisar algunos inmuebles del entorno, en los que se habían producido pequeños desperfectos, como el centro infantil Los Angelitos, apenas a 30 metros del lugar de la explosión, donde constataron que no hay peligro. También la Policía Local se pasó por el bloque de Hernando de Soto. Frente a él seguían las vallas y cintas como medida de precaución ante la posibilidad de desprendimientos o la caída de cascotes a la calle.

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