La Crónica de Badajoz

La Crónica de Badajoz

El ayuntamiento dispone de una partida económica pero este año no se ha puesto en marcha aún

Exigen que la gestión integral de las colonias felinas en Badajoz sea permanente

Adana y Movimiento Gato Urbano reclaman el protocolo de esterilización para reducir la población. También piden un refugio para casos concretos como atropellos o grupos que estén en riesgo

Uno de los gatos callejeros con un ojo afectado por una enfermedad. LA CRÓNICA

La situación de los gatos callejeros en Badajoz es un problema que trae de cabeza a muchas personas que se dedican, de forma altruista, a alimentar y cuidar de las muchas colonias que están repartidas a lo largo y ancho de la ciudad, incluso en urbanizaciones de fuera. Es por ello que Adana y Movimiento Gato Urbano exigen que se ponga en marcha un programa de gestión integral para controlar estos grupos de animales, mediante el protocolo CER (captura, esterilización y retorno), que se debe perpetuar en el tiempo y no tan solo unos pocos meses cada año.

Está previsto que Adana sea beneficiaria de una partida para poder llevar a cabo este proceso de castración en las colonias pero, según indicó Raquel García-Hierro, una de las vocales, por temas burocráticos se retrasa y cada vez les queda menos tiempo para hacer todo lo que tenían programado para un año.

Para que se pueda instaurar este CER como es debido, lo primero que hacer es un censo exhaustivo saber el número de colonias y de gatos totales. «Hay que conocer hasta que punto llega la problemática real porque, aunque nosotros nos hacemos una idea bastante aproximada, estamos convencidos de que hay mucho más», subrayó. En este sentido, el último recuento se realizó hace un par de años y comprobaron que había unos 40 puntos de alimentación, pero el número de felinos es incalculable porque hay algunos más grandes y otros pequeños. Por ejemplo en el de Huerta Rosales hay medio centenar aproximadamente. Respecto a las colonias, además de en Badajoz, se encuentran en urbanizaciones a las afueras como la Dehesilla de Calamón, Campomanes, Río Caya o Tres Arroyos.

Las cuidadoras del movimiento alimentan a los animales. La Crónica

El siguiente paso es la castración de los animales con la finalidad de reducir la población. Actualmente, los dos colectivos lo desarrollan costeándolo con el dinero de los voluntarios y las personas que atienden a los grupos, pero apenas hay coordinación y es una actuación cara, por lo que es una ayuda mínima de lo que necesitan. García-Hierro explicó que las colonias que están sin esterilizar dan «verdadera pena» porque esto hace que tengan peleas, que sufran atropellos y que haya cachorros en un estado «deplorable» porque no tienen vacunas y las enfermedades les provocan problemas respiratorios y oculares o mueren de inanición.

Pero este programa de gestión integral no solo incide directamente en los animales, si no que tiene que llevar también un proyecto social. Así, es necesario sensibilizar a la ciudadanía para que no abandonen a estas mascotas que están protegidas por la ley. Las dos organización coinciden también en que muchas personas no están de acuerdo con que se les de comer y atienda a los animales e increpan a a las voluntarias.

Otro de los objetivos es poner en marcha un proyecto educativo con colegios e institutos para fomentar en los niños y jóvenes la responsabilidad de cuidar a los animales e implicarles para que sean parte de la solución. Por último, se realizarían cursos para que las cuidadoras aprendan la metodología para coger a los gatos con el menor estrés, la importancia de la limpieza y la castración y que tengan una convivencia idónea con los vecinos. Además, conseguirían un carnet oficial del ayuntamiento para protegerlas.

Un par de felinos en una de las colonias urbanas. La Crónica

Por su parte, Mari Luz Alonso, de Movimiento Gato Urbano, manifestó que este problema lleva mucho tiempo, por lo que han pedido varias veces al ayuntamiento que se haga cargo porque es su responsabilidad según la legislación. A su juicio, el CER, que se está implantando en muchas ciudades y pueblos (una de las más avanzadas es Córdoba), «es el único método demostrado científicamente que controla las colonias felinas urbanas, no como la eutanasia». Sin embargo, se tiene que hacer bien, durante todo el año, porque si no no sirve de nada.

En este sentido, detalló que habría que ir colonia por colonia, empezando por las urbanas y las más vulnerables, intentar esterilizar al 80% de los felinos y controlarla para luego pasar a otra. «Es de la única manera que se va a notar una disminución importante del número de gatos», resaltó.

Otras de las peticiones que han hecho al ayuntamiento es la cesión de un solar para poder crear un refugio que pueda acoger casos de atropellos o colonias en riesgo con la finalidad de «conseguir hacer una ciudad agradable a los animales». En este punto, Adana considera que realmente hace falta un lugar así a nivel municipal pero cree que tiene que ser residual, para situaciones muy concretas. «Con el nivel de abandono y las camadas que hay, cualquier refugio va a estar saturado desde el primer día», afirmó García-Hierro. Los colectivos expresaron que la situación está desbordada y que los cuidadores sufren un desgaste emocional grande.

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