En diciembre de 2015 el Ayuntamiento de Badajoz estaba dispuesto a recepcionar los espacios comunes de los bloques de pisos de 4 plantas situados entre la calle Mérida y la avenida Augusto Vázquez, junto al parque de San Fernando. Las zonas de tránsito son privadas de uso público y no hay más que darse una vuelta para comprobar el abandono de los acerados, con baldosas levantadas, escalones rotos y lo que deberían ser zonas verdes, en realidad son terregales salpicados de hierbajos. Los vecinos recuerdan que el ayuntamiento les mostró un proyecto para un arreglo integral y se comprometió a que la reforma comenzaría en 2016. En enero 2019 volvieron a recordar este compromiso incumplido y la respuesta del alcalde, entonces el popular Francisco Javier Fragoso, fue que faltaba documentación para la cesión del suelo. Documentación que, según los afectados, se entregó tras varias reuniones. No supieron nada más.

Julián Ortega muestra el mal estado de las aceras. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

Han pasado siete años y medio de aquel compromiso y los vecinos desconocen los motivos del retraso porque insisten en que toda la documentación sobre sus propiedades está en el ayuntamiento. Uno de los afectados, Julián Ortega, -que con su mujer, Isabel Ángela Vicente, lideran esta batalla- ha vuelto al ayuntamiento a preguntar por estos planes. En marzo pasado presentó un escrito en el registro pidiendo que se retomen las negociaciones con los vecinos de la calle Mérida para la cesión al ayuntamiento de los espacios comunes, cuyo mantenimiento no son capaces de asumir. «Somos un barrio de gentes humildes, mayores y limitados, a los que les resulta muy difícil transitar por sus aceras, llenas de agujeros» y recuerda que existe un proyecto que les presentó el entonces concejal de Infraestructuras, Jesús Coslado «que está sin ejecutar». Este vecino asegura en su petición que toda la documentación solicitada de todos bloques está en poder del ayuntamiento. «Está todo hecho», recalca este vecino, quien insiste en que es el ayuntamiento el que tiene que dar el siguiente paso. El administrador de su edificio también ha registrado otro escrito solicitando que se retomen las conversaciones.

Pero ninguno ha recibido respuesta. Tampoco este diario. En 2019 hubo elecciones municipales y en 2020 comenzó la pandemia. De las buenas intenciones que pudiera haber con estos vecinos nunca más se supo. El popular Jesús Coslado ya no es responsable de Infraestructuras y el nuevo concejal de Vías y Obras en esta legislatura, Carlos Urueña, de Ciudadanos, desconoce este proyecto. Ha solicitado el expediente para revisarlo, pero aún no ha podido valorar la situación en que se encuentra el proceso de cesión de estos espacios comunes.

Así están las zonas comunes. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

«Esto cada día está peor», se lamenta Ortega. Atendiendo a las sucesivas quejas, a finales de 2013, Coslado sacó adelante una obra para asfaltar algunos de los espacios libres, aun reconociendo que no era competencia del ayuntamiento, pues es suelo de titularidad privada. Aquella actuación supuso una señal de esperanza para los vecinos, pero se quedó ahí.

Julián tiene 80 años y su mujer, 75. Llevan viviendo en su piso 45 años y, como ellos, otros muchos vecinos que los ocuparon cuando se construyeron y que ya tienen una edad avanzada. En su mismo bloque vive María, con 105 años. «Los pisos han envejecido con nosotros, las aceras están destrozadas, hace unos días me caí con el andador porque se enganchó una rueda», cuenta Isabel Ángela, que no entiende que el ayuntamiento sin embargo sí se haga cargo de las averías de agua, del alumbrado público y de los desperfectos del mobiliario urbano, como también los barrenderos «entran de tarde en tarde». Pero de mantener aceras y zonas verdes nadie se ocupa y los vecinos no comprenden que después de tantos años reclamando, estén peor que al principio.

Otro rincón destrozado y abandonado. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS