Dicen los dueños del edificio de la calle Menacho donde funcionó Zara durante 15 años que está listo para entrar y abrir al día siguiente, pues cuando la cadena de Amancio Ortega abandonó el local hace casi un año solo se llevaron el sistema de videovigilancia. Solo habría que dar de alta el agua y la luz. El problema es que en este tiempo, aunque ha habido firmas interesadas, los propietarios no han llegado a ningún acuerdo pues es difícil ocupar con una única firma una superficie tan amplia: 2.600 metros cuadrados repartidos en cuatro plantas. Ante esta situación, los propietarios se han dirigido al Ayuntamiento de Badajoz para que defina los usos posibles por cada planta del edificio y, a partir de ahí, presentar un proyecto, que podría pasar por dividirlo para una galería comercial y viviendas o apartamentos turísticos, entre otras opciones, según explicó a este diario Ramón Ardila.

Los propietarios esperan tener la respuesta del ayuntamiento en unos días y a partir de ahí plantear las distintas posibilidades. El edificio de Zara fue el antiguo teatro Menacho y cuando su uso pasó de cultural a comercial, una parte que da a la calle Felipe Checa se cedió al ayuntamiento. En este espacio funciona el servicio municipal de Protección Ambiental. Con la llegada de Zara en 2006, se firmó el uso comercial con una sola firma en todo el local. Según Ardila, este acuerdo ya caducó y lo que han pedido los dueños es que el ayuntamiento defina qué tienen permitido hacer por plantas.

Este propietario asegura que ha tenido ofertas de firmas interesadas en alquilar solo la planta baja, pero los dueños se han negado porque el resto del edificio se quedaría vacío y sin posibilidad de sacarle provecho. La cadena de material deportivo Décimas, que acaba de cerrar su tienda en Menacho, ha sido una de las que ha mostrado interés. El inmueble consta de la planta baja, tres alturas y una superior, donde hay estanterías, cocina y enfermería. El propietario entiende la dificultad para ocupar toda la superficie, sobre todo por los problemas que existen en la calle para la carga y descarga. De ahí que defienda que deberían darles facilidades para entrar la mercancía. 

Según Ramón Ardila, la solución para separar las distintas plantas existe. Desde la entrada por Felipe Checa existe una escalera que conduce a la planta baja. Se podría colocar además una rampa para acceder al ascensor panorámico y a las escaleras que unen todas las plantas superiores, que se podrían dedicar a otros usos, desde comercial a oficinas, una clínica o viviendas. «El edificio tiene muchas alternativas pero estamos esperando que nos digan los usos por planta y a partir de ahí empezaremos a hacer planteamientos», recalca Ardila.

Antes de que ocurriese, los propietarios jamás hubiesen imaginado que Zara se marcharía. «Ni queriendo, pero yo estoy convencido de que ha cambiado la política de empresa y está con otro tipo de inversiones», señala Ardila, que reconoce que este local es «la locomotora» de Menacho «y si esto se abre, la calle volverá a resurgir».