El antiguo convento de los Carmelitas Descalzos, en San Fernando, se convertirá en unos días en el hogar de un grupo de familias ucranianas que llegarán a Badajoz huyendo de la guerra que se libra en su país. Lo harán gracias a un proyecto de la Fundación Ubuntu África, vinculada a Grupo Preving, en colaboración con el Arzobispado de Mérida-Badajoz y Cáritas Diocesana, que permitirá que 25 refugiados viajen desde Polonia hasta la ciudad, donde se les facilitará alojamiento y manutención, así como asistencia social, sanitaria, educativa, jurídica y psicológica durante al menos un año. 

Las beneficiarias son madres con hijos menores, a las que se ofrecerá la posibilidad de participar en un programa de empleabilidad, con el objetivo de que puedan acceder al mercado laboral y que puedan recuperar su autonomía cuanto. La guerra puede acabar, pero muchos refugiados no podrán regresar hasta que se reconstruya el país, arrasado por las tropas rusas, por lo que se busca que estas personas se integren social y laboralmente para que vivan en las condiciones más dignas hasta que puedan volver a su tierra, según explicó David Peñarocha, patrono de la Fundación Ubuntu y miembro del equipo directivo de Grupo Preving. De hecho, una de las ideas es que algunas de ellas puedan insertarse en esta misma empresa y también a través del Centro de Promoción y Empleo de Cáritas.

El arzobispado y Cáritas han cedido el antiguo convento de los Carmelitas y dos pisos también ubicados en la barriada de San Fernando, mientras que la Fundación Ubuntu aporta 150.000 euros. El viejo convento dispone de 10 habitaciones -con capacidad para dos o tres personas y baño privado-, además de cocina, comedor y salón, todos de uso común. También tiene patio y hasta un huerto. Este inmueble, deshabitado desde que hace más de dos años se marcharon los últimos religiosos, se va a acondicionar para que esté listo para recibir a sus nuevos inquilinos, cuya llegada a Badajoz está prevista el próximo 28 de marzo. Se han comprado colchones, ropa de cama, televisiones, mobiliario de cocina y hasta juguetes para los niños. «Queremos que desde el minuto uno tengan una vida digna», aseguró Peñarocha.  

Patio interior del convento, que también cuenta con un huerto. LA CRÓNICA

Las familias que van a alojarse en el convento y los pisos se encuentran ahora en la población polaca de Chelm, muy cerca de la frontera con Ucrania. La coordinación de las Hermanas de la Caridad, que tienen un hospital de campaña para atender a los refugiados ucranianos en este lugar, está siendo fundamental para que estas familias puedan llegar a Badajoz. Incluso se han ofrecido para que una o dos religiosas viajen con las beneficiarias que decidan acogerse a este proyecto en el autobús que las recogerá. También las acompañarán un traductor y una sanitaria y en este vehículo se enviarán kits de comida, ropa y juegos, para que recorran el largo trayecto que tienen por delante con la mayor comodidad.

El patrono de la Fundación Ubuntu destacó la gran disposición del arzobispado y de Cáritas y su «importante» aportación con la cesión del convento y las viviendas a coste cero, así como la colaboración mostrada por la Jefatura de la Policía Nacional (la primera gestión cuando lleguen las familias será solicitar la protección temporal que concede el Gobierno), de la Junta y del ayuntamiento pacense.

Para gestionar el proyecto se ha creado una comisión de dirección junto a Cáritas, se contratará a una trabajadora social para que coordine el programa y se contará con un grupo de voluntarios que atiendan a estas personas durante su estancia. También se van a impartir clases de castellano para facilitar que niños y mayores se pueden desenvolver cuanto antes con el idioma, lo que facilitará mucho su integración.

Aunque la duración del proyecto se ha establecido inicialmente en un año, no se descarta que se pueda prorrogar si fuera necesario. Esta iniciativa está abierta a todas aquellas entidades y particulares que quieran sumarse, que pueden realizar sus aportaciones económicas a través de una transferencia a la cuenta bancaria ES08 2100 8645 4102 0007 7590 (concepto donación Ucrania 2022) o mediante Bizum a Fundación Ubuntu África (05065). Peñarocha destacó que el 100% de las donaciones se destinarán a este programa y «no a ningún otro fin».