Ya huele a Carnaval. Santa Marina recuperó ayer sus Candelas con la quema del Marimanta, que este año representaba al coronavirus e iba acompañado por la figura de un esqueleto, en una celebración que, salvo por las mascarillas, cumplió con todas las tradiciones: hubo desfile de comparsas, reparto de hornazos y certamen de percusión. 

Aunque a la hora que artefactos y comparsas iniciaban el recorrido no había mucho ambiente en las calles, poco a poco el público se fue animando y la respuesta a la fiesta que marca la cuenta atrás para el Carnaval de Badajoz terminó siendo multitudinaria. En el desfile, que volvió a contar con artefactos y un grupo menor (Trimoto, Goteros y Tiritas y El Gallinero), participaron integrantes de las comparsas Desertores, La Bullanguera, Caribe, Infectos Acelerados, Pío Pío, Dekebais y Lancelot, además de los grupos de percusión Batala y Pata Negra.

El Marimanta, portado por los Scouts de San José y rodeado por un grupo de niños, recorrió la avenida de Santa Marina, la de Miguel Celdrán y Saavedra Palmeiro, hasta llegar a la altura de la sede de la asociación de vecinos, encargada de la organización de Las Candelas. La pira ya estaba preparada para que fuera lanzado al fuego, bajo la supervisión de los bomberos del parque municipal. Tardó solo unos minutos en arder ante la mirada de las cientos de personas que se agolparon alrededor de las vallas de protección y en las barandillas de la parte alta de la plaza. 

El pelele arde en la pira ante la mirada atenta del numeroso público que se concentró en la plaza de Conquistadores. Andrés Rodríguez

«Qué alegría, por fin vuelve el Carnaval a la calle, parece que no han pasado dos años», comentaban unas vecinas, dispuestas a aguantar la larga cola que se formó para degustar los hornazos y el vino. La asociación preparó unas 3.500 porciones de hornazo y entorno a 150 litros de vino de la tierra para acompañarlos, una cantidad algo inferior a la de años anteriores. 

«Estamos celebrando Las Candelas dentro de una normalidad anormal», decía Francisco Crespo, presidente de la asociación de vecinos, quien mostraba su satisfacción por haber podido recuperar esta tradición pese a la situación sanitaria.

Miembros de una de las comparsas durante el desfile. Andrés Rodríguez

Al cierre de esta edición, las secciones de percusión de las comparsas participantes en el certamen seguían poniendo ritmo a una fiesta que ha demostrado que en Badajoz hay muchas ganas de que el Carnaval vuelva a salir a las calles.

Sin policías extras

Según el sindicato Aspolobba, mayoritario en la Policía Local de Badajoz, el 99% de los agentes que fueron convocados para realizar servicios extraordinarios con motivo de Las Candelas de Santa Marina dijeron que «no». Este «plante» se debe al impago de las horas extras que se les adeudan desde el pasado mes de septiembre y que, según el presidente de Aspolobba, no saben cuándo van a cobrar, pues en la reunión que mantuvo este jueves con la concejala de Recursos Humanos, Hitos Mogena, «solo nos dieron excusas», criticó.

Manzano asegura que ayer en el desfile y la quema del Marimanta solo hubo «uno o dos agentes» realizando servicios extraordinarios, que son voluntarios, frente a otras ediciones en los que el dispositivo lo conformaban entre «12 y 15 policías». El Ayuntamiento de Badajoz no concretó ayer el número de efectivos destinados a Las Candelas y se limitó a asegurar que el servicio estaba planifica «acorde» con esta actividad.

Sin embargo, desde Aspolobba lo ponen en duda y afirman que la falta de agentes no garantiza «ni la seguridad de los ciudadanos, ni del tráfico ni de los propios policías». 

«Mientras el ayuntamiento no desbloquee la situación, esta va a ser la tónica general», advirtió Manzano, quien recordó que el Carnaval está a la vuelta de la esquina. «Si no se pagan esos servicios extraordinarios, directamente no vamos a ir». 

Recursos Humanos señaló la pasada semana que los expedientes se estaban tramitando, pero Aspolobba asegura que hasta que no se denunció en la prensa, «no habían movido un dedo».