El Ayuntamiento de Badajoz está buscando un descampado en el entorno para intentar aliviar de forma temporal los problemas de estacionamiento, agravados con la obra de la calle Stadium para el denominado Corredor Verde, que empieza hoy. Casi un millar de plazas de estacionamiento se pierden si a las 600 que gestionaba Adeba en el interior de las antiguas instalaciones deportivas de la OJE, se suman las 40 de la calle Hermanos Merino, que desde hoy se cierra al tráfico, la explanada donde fue derribado el colegio Virgen de Bótoa, en la que a diario podía aparcar unos 200 vehículos, y las plazas de toda la calle Stadium, desde la plaza de toros hasta Virgen de Fátima.

El concejal de Gabinete de Proyectos, Jaime Mejías, reconoce que el problema de aparcamiento se va a acentuar en el centro y por eso están estudiando una alternativa mientras dura la obra, si bien sabe que «no es sencillo». Por eso, desde la Concejalía de Vías y Obras están buscando en el entorno de Pardaleras un solar municipal en desuso para poder estacionar mientras se desarrolla la obra, cuyo plazo de ejecución es de 18 meses. Mejías apunta la existencia de una parcela al otro lado de la autopista en Antonio Domínguez que se podría acondicionar.  En todo caso, sería de uso temporal. Recuerda que para solventar la demanda de estacionamientos en el centro ya está el proyecto del Palacio de Godoy, el aparcamiento del baluarte de San Pedro y el de la calle Prim.

DESDE HOY / Hoy se procederá a cortar la calle Hermanos Merino y el tramo de la calle Stadium entre la plaza de toros y la calle Cordero, no así la continuación hasta Virgen de Fátima, que sí se cerrará en una siguiente fase de la obra.

El proyecto del Corredor Verde va a provocar un cambio significativo en un tramo de 500 metros lineales de la muralla entre los baluartes de San Roque (palacio de congresos) y el de Santa María (colegio Lope de Vega) en 20.000 metros cuadrados de superficie. La obra se adjudicó a la empresa Ferrovial por 2.028.909 euros. El acta se firmó la semana pasada y ayer ya estaban preparadas las vallas en el interior de las antiguas instalaciones deportivas para ser colocadas hoy.

Los primeros trabajos van a consistir en la limpieza y el derribo de las instalaciones deportivas, incluidas las gradas, debajo de las cuales había vestuarios y aseos, el campo de fútbol y la piscina. Todo con seguimiento arqueológico. Mejías apunta que además de un arquitecto se ha contratado a un arquólogo. Hay que recordar que el proyecto contempla desmontar el terreno hasta alcanzar las cotas originales de la muralla.

El Corredor Verde va a cambiar como de la noche al día todo este entorno. Miguel Díaz, del bar Stadium, es testigo privilegiado de esta actuación, que apoya porque «va a ser para bien», a pesar de todos los inconvenientes que pueda traer su desarrollo. Primero porque su negocio se va a beneficiar directamente con los trabajadores que van a intervenir en la obra y, en segundo lugar pero no menos importante, porque cuando termine atraerá a más visitantes. «Cuando corten las calles voy a perder mucho negocio pero lo voy a compensar con los trabajadores que vengan», comenta.

Miguel Díaz, del bar Stadium. S. GARCÍA

Al principio serán pocos los trabajadores que participen en la obra, solo los responsables de las máquinas y los vehículos para los derribos. La horquilla más amplia será de medio centenar.

Miguel ya no podrá poner la terraza en la acera de enfrente, pero entiende que en estas fechas con la bajada de temperaturas tampoco le compensaría colocarla. Es optimista. Siempre ha sido el bar al que la calle da nombre. Cuando se hizo el edificio abrió este negocio. «Llevamos muchos años esperando esto, soy la tercera generación de este local, que lleva 53 años abierto y, por desgracia, mi padre, que ha fallecido en marzo, no lo va a poder ver, pero era su ilusión». 

Según le transmiten los vecinos, también están ilusionados, aunque hay quejas por la pérdida de aparcamientos sin que se haya previsto un espacio alternativo.

Fran, del taller de lavado de la calle El Cordero. S. GARCÍA

En la esquina de la calle Stadium con El Cordero funciona otro negocio: el taller de lavado Fran Z. S., donde hace unos días se acercó el encargado de la obra de Ferrovial para avisarles de que «van a levantar mucho polvo y mucha tierra», un inconveniente que afectará especialmente a su actividad. «Ahora el cliente en lugar de dejar el coche y recogerlo a mediodía tendrá que llevárselo en cuanto lo llamemos», explica Rebeca. Fran no sabe aún cómo va a afectar realmente a su negocio, pues apunta que hay muchos «de paso» que dejaban el coche porque no encontraban aparcamiento, y puede que durante estos meses no se atrevan a entrar. Ambos, sin embargo, saben que el resultado merecerá la pena. «Bonito va a quedar muy bonito, pero son dos años», apunta Fran.