Estudió Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y ha desarrollado casi toda su carrera profesional fuera de Badajoz, pero Ruth Morán no se olvida de sus orígenes -«las raíces son muy importantes»- y está al tanto de todo lo que ocurre en la ciudad que le vio nacer en 1976 y a donde suele regresar frecuentemente. De hecho, todavía recuerda con cariño sus inicios en la escuela de artes y oficios con Amalia Gragera, su primera profesora de pintura.

Por eso reconoce que le hace feliz el comprobar las nuevas y crecientes propuestas artísticas que se están dando últimamente en la capital pacense: «Mi percepción desde fuera es que hay mucho más movimiento que hace unos años y que la ciudad va subiendo y avanzando. Estas iniciativas tienen que continuar».

De una de ellas se ha beneficiado precisamente ella, y es que el espacio cultural Santa Catalina acoge desde el 17 de septiembre y hasta el 1 de noviembre ‘Infinito Negro’, una colección de obras pensadas específicamente para este lugar. A Morán le resulta doblemente especial exponer ahí, primero por estar en Badajoz -«tiene una carga mucho más fuerte hacerlo aquí que en cualquier otro sitio»- y, segundo, por hacerlo en un sitio que tanto «esfuerzo» le ha llevado a la Concejalía de Cultura abrir, apunta la artista en referencia a esas acciones que cada vez más se organizan en Badajoz.

Investigación

Julián Mesa, comisario y promotor del proyecto Arteria en el que se enmarca esta exposición, destaca que a Morán le gusta mucho investigar, y ella no solo no lo niega sino que, además, presume de ello: «Investigar, jugar, probar y emocionarme es necesario para mí como una forma de vida». En esta ocasión, eso se nota, sobre todo, en la experimentación con los materiales. En las paredes de esta antigua iglesia hay tela y papel donde, sin ninguna duda, destaca el negro. Es justamente ese carácter sacro y religioso que hace años tenía ese lugar lo que ha llevado a esta pacense a realizar sus obras en ese color con destellos blancos y, en menor medida, dorados que provocan la sensación de foco de luz.

Pero la necesidad de jugar que tiene Morán se descubre también en las piezas de cerámica tan coloridas que de igual manera forman parte de su muestra. Empezó a experimentar con este material porque «tiene mucho de proceso, y a mí me interesan mucho las cosas que pasan mientras estoy haciendo la obra».

Piezas de cerámica que también forman parte de la exposición 'Infinito Negro' S. García

Este fragmento contrasta con el resto en la forma, pero no en el fondo, y es que esta artista contemporánea que despunta cada vez más a nivel tanto nacional como internacional considera que existe un vínculo de juego, color y creación entre todo lo que compone ‘Infinito Negro’.

Aprovecha la ductilidad de la cerámica para hacer referencia a conceptos orgánicos que trasladen al público a otros espacios mentales. Y todo ello lo hace, además, buscando evolucionar: «No quiero ser una artista aristócrata que se asienta en un trabajo», explica, e insiste en la necesidad de encontrar un proceso donde imprime su huella: «Es imposible no estar en lo que uno hace, siempre te proyectas de alguna manera, aunque no quieras».