Hacer accesible el parque de la avenida del Sol. Es lo que pide la Asociación de Vecinos de Santa Engracia para esta zona que consideran que no está adecuada para el tránsito ni de las numerosas personas mayores que viven en este barrio más conocido como La Uva, ni de los niños que acuden allí a jugar. Por eso quieren que se eliminen los troncos de árboles talados que entorpecen el paso, que se rebajen los bordillos y que se mejoren tanto las aceras, que se están levantando, como las escaleras que dan acceso al mismo parque.

La accesibilidad es una de sus principales reivindicaciones, aunque, en realidad, demandan una serie de mejoras más allá de las pequeñas actuaciones que suele llevar a cabo el ayuntamiento de vez en cuando. La última vez, cuenta Fran García, uno de los miembros de la asociación vecinal, pintaron los diferentes aparatos de juegos infantiles, rellenaron el caucho sobre el que se encuentran y limpiaron los excrementos de perros, pero les parece insuficiente.

Así, también reclaman una renovación de los contenedores de alrededor para evitar los malos olores cuando aprieta el calor, además de incrementar la iluminación y, sobre todo, plantar césped donde ahora solo hay tierra: «No es normal que en un parque infantil no haya zonas verdes», dice García.

Acerados destrozados

A estas quejas se unen las relacionadas con los acerados de una parte superior de la misma avenida del Sol, la que se encuentra entre la plaza Padre Eugenio y el parque de La Viña. A pesar de que en la entrada a esta zona residencial hay una señal de dirección prohibida con una placa debajo donde se lee ‘Excepto urgencias’, muchos coches hacen caso omiso y acaban accediendo al interior para aparcar. Esto, además de destrozar el suelo, provoca filtraciones en los trasteros que se encuentran justo debajo de los daños.

Fran García, miembro de la asociación vecinal, señala los acerados destrozados. S. García

A los vecinos les gustaría que se colocasen bolardos móviles en cada uno de los accesos para que los vehículos, salvo emergencias, no entren. García asegura que hace algo más de un año, el arquitecto municipal acudió hasta allí para realizar mediciones con el fin de instalarlos. Incluso manifiesta que les preguntaron si preferían eso o maceteros, pero finalmente todo quedó en nada.

La protección de los espacios privados, como es el caso de estos acerados, corresponde a los propietarios. En ese sentido, Pablo Guzmán, vecino de uno de los pisos afectados, cuenta que su comunidad sustituyó en su día los baldosines rotos, pero al cabo del tiempo volvieron a la situación en la que se encuentran actualmente. Como solución definitiva, han propuesto vallar ellos mismos la zona, pero asegura que el ayuntamiento no les da permiso. 

Este diario trató ayer de consultar tanto los motivos de esta negativa como las perspectivas de actuación en el parque de la avenida del Sol, pero el consistorio emplazó su respuesta al día de hoy.