En Villafranco, donde vivía Mercedes Jiménez Cordero, muchos saben que la Virgen de Puerta Palmas tiene la cara de una de sus vecinas. Mercedes falleció el sábado a los 80 años, pero su rostro le sobrevivirá, siempre joven, gracias a que en 1960, cuando tenía 20 años, fue modelo del escultor Guillermo Silveira para la talla de la Virgen de los Ángeles que preside la capilla abalconada de la Puerta de Palmas, donde pervive desde entonces.

Mercedes era natural de Azuaga. A los 8 años se quedó huérfana y a los 17 se fue a vivir a Villafranco con una tía, hermana de su madre. Entró a trabajar en casa del escultor Guillermo Silveira para ayudar en el cuidado de sus 4 hijas, hasta que se marchó para casarse. Tal era la buena relación que tenían que la mujer del escultor le confeccionó el traje de novia. Mercedes tenía un rostro y un carácter muy dulces, cuenta Marisol, una de las hijas de Guillermo, lo que inspiró a su padre cuando Francisco Vaca Morales, director de las obras de restauración y remodelación de la Puerta de Palmas, encargó a Silveira la escultura, en piedra artificial, de la Virgen de los Ángeles y los dos bajorrelieves que la escoltan.

La hija de Mercedes, Maricarmen Gómez Jiménez, conserva la fotografía de su madre junto a la escultura antes de que la colocaran en la hornacina. Siempre que pasa junto a Puerta Palmas comenta que ahí está su madre. Hace dos veranos subió para tomarle fotos de cerca y «cuando tenga otra oportunidad, volveré a hacerlo». Ahora con mayor motivo.

La escultura en en lugar donde se encuentra en la Puerta de Palmas. EL PERIÓDICO