Kevin González, Javier Sánchez y Samuel Aguilar son usuarios habituales del patinete eléctrico, pero no les gusta nada ir cargando con él adondequiera que se muevan. Por eso, cuando su profesora Irene Pastor les explicó el trabajo que tenían que realizar para la asignatura Empresa e Iniciativa Emprendedora, no se lo pensaron dos veces y se pusieron manos a la obra para crear Patinex.

«Tuvieron muchas ideas peregrinas intermedias, pensaron en cosas innovadoras, fueron descartando y finalmente se decidieron por esto, porque es un medio que les gusta mucho y que tiene futuro», cuenta Pastor.

Estos tres antiguos estudiantes del IES Ciudad Jardín elaboraron el proyecto el curso pasado, y no ha sido hasta este mes cuando la Junta de Extremadura les ha comunicado que son uno de los tres ganadores de los premios de Cultura Emprendedora en su edición correspondiente al curso 2019-2020.

El retraso en el fallo se debe a la pandemia, una circunstancia que también influyó en el desarrollo de su plan de empresa. «No es lo mismo trabajar en clase que hacerlo en casa con tu propio ordenador, así que nos costó un poco hasta que nos acostumbramos, pero al final incluso salimos un poco favorecidos, pudimos dedicarle más tiempo», señala Javier.

Así, estos tres chicos comenzaron a trabajar en la implantación de un servicio de alquiler de patinetes eléctricos que ya está presente en muchas grandes ciudades, pero no en Badajoz, donde creen que tendría mucho éxito. 

El resultado final cumplía con el requisito de sostenibilidad que se marcaron -«ya que te pones a buscar algo, al menos que sea respetuoso con el medio ambiente», dice Javier-, y no solo les ha valido un premio, también la certeza de que es viable si finalmente deciden llevarlo a la práctica. «Ojalá pudiéramos hacerlo. Según las cuentas que nosotros hicimos, podría haber salido adelante, ganábamos dinero», afirma Javier. «Lo hicimos con intención de hacerlo realidad, pero faltan los inversores», dice Samuel entre risas.

Su profesora asegura que trabajaron mucho y muy bien, por lo que es probable que sus expectativas no sean del todo irreales. Irene asegura, de hecho, que no dejaron ningún cabo suelto: «Hicieron un estudio de mercado, de costes, de ingresos, de viabilidad de proyecto, del personal...».

Son varias las ventajas que les encuentran. Javier, por ejemplo, piensa en aquellas personas que no tienen carné de conducir y, por tanto, no pueden hacer uso de vehículos de alquiler. Durante un trimestre entero, estos tres estudiantes se convirtieron en empresarios y, como tales, tuvieron que adaptarse a los cambios que se iban produciendo en el entorno, como la aparición de nuevos competidores como Minits, que todavía no se había dado a conocer cuando empezaron a trabajar en el proyecto.

También tuvieron que tener en cuenta algunas desventajas que se les presentaron durante el proceso de elaboración del plan, como lo ambigua que es la normativa respecto al tema. «La ley no deja demasiado claro por dónde se puede circular, y la gente tampoco conoce mucho las normas», apunta Samuel.

A pesar de los inconvenientes, decidieron seguir adelante con una idea que no solo ha logrado convencer a la Junta de Extremadura, también a su profesora, que antes no era usuaria de los patinetes eléctricos y que ahora admite que no tardaría ni un segundo en suscribirse al servicio.