Apenas quedan en pie viviendas con números pares en la calle Eugenio Hermoso. Ayer terminaron de demoler cinco inmuebles que eran de la Inmobiliaria Municipal (Inmuba), desde el número 42 hacia arriba. Donde hace años hubo familias en casas centenarias, quedan ripios y terrenos baldíos. Por eso, desde la asociación SOS Casco Antiguo, Luis Pacheco, reclamó al Ayuntamiento de Badajoz que explique qué va a hacer con este suelo y cuándo, para que cobre sentido que Toni, Leo, Julio o Teresa se hayan visto obligados a abandonar sus viviendas y pronto tengan que hacerlo también Isabel y Jose. Para Pacheco, como para los que fueron sus vecinos, «sería muy triste y una gran decepción» que el terreno donde antes hubo viviendas se dejen durante años como un solar baldío o se convierta en un aparcamiento sin ningún otro uso.

Estos derribos forman parte de la fase tercera del plan de recuperación del Campillo, que abarca 3.000 metros cuadrados entre el aparcamiento del baluarte de San Pedro y Puerta Trinidad. La primera son las dos manzanas más próximas a Espantaperros donde Inmuba construirá 35 viviendas y, la segunda, otras 10 parcelas cuyas edificaciones han sido diseñadas mediante un concurso. Pacheco recuerda que en la tercera está contemplado un espacio recreativo cultural para una dotación pública. En este área quedan todavía al menos ocho viviendas ocupadas. Entre las derribadas ahora está el número 42, que durante años fue fumadero, prostíbulo y sede de constantes peleas, según recuerda ahora Pacheco, para quien las casas que se han derribado «no son ruinas cualquiera», sino que antes que eso fueron «hogares felices». Por eso, reclama al ayuntamiento «la sensibilidad» de poner en pie «un proyecto vital», como un centro cívico o cultural y que no sea a largo plazo.

Este diario pidió ayer hablar con el concejal responsable de la Inmobiliaria Municipal, pero no recibió respuesta.