No recuerda qué le pasó el 4 de marzo, pero nunca olvidará esa fecha ni tampoco a quienes le salvaron la vida. Ese día Tomás Mogío, trabajador de Almacenes Carballo, estaba haciendo el reparto por la avenida del Sol cuando cayó de manera fulminante al suelo: había sufrido un infarto. La fortuna quiso que le ocurriera a pocos metros del centro de salud de El Progreso, cuyo vigilante de seguridad, Miguel Ángel Sierra, llegó en cuestión de segundos junto a él y comenzó a practicarle maniobras de reanimación. Su segundo golpe de suerte fue que el segundo jefe de la Policía Local de Badajoz, Antonio Mesas, circulaba por la cercana avenida Padre Tacoronte y acudió también en su auxilio. Ambos se relevaron para realizar el masaje cardiaco hasta que llegaron los servicios sanitarios.

 Tomás estuvo ingresado en la UCI del Hospital Universitario y no recuperó la consciencia hasta 11 días después. Volvió a sufrir dos paradas cardiorrespiratorias más, pero logró salir adelante y ayer, aún en proceso de recuperación, se encontró de nuevo frente a frente con sus ‘salvadores’.

Fue un momento emocionante para todos. «Si no llega a ser por ellos yo no estoy aquí. Es algo que no voy a olvidar nunca», aseguró Tomás. Tampoco Antonio Mesas y Miguel Ángel Sierra podrán olvidarlo. Desde que lo trasladaron al hospital han estado al corriente de su evolución y él les mando un vídeo antes de poder verse en persona para darle las gracias. 

Al primero que vio Tomás ayer fue al segundo jefe de la policía local. Su primer pensamiento cuando lo tuvo delante fue: «Este hombre me ha salvado la vida». Lo mismo se le volvió a pasar por la mente cuando se reencontró con el vigilante de seguridad a las puertas del centro de salud de El Progreso. Sus caras de alegría lo decían todo. Mesas y Sierra recordaron que vivieron momentos de mucha tensión, porque enseguida se dieron cuenta de la gravedad de Tomás. Los primeros minutos en estos casos son cruciales. «En ese momento das el 200% por hacer la reanimación, porque cuando yo llegué estaba muerto. Los minutos se te hacen interminables y acabas exhausto», reconocía el intendente de la policía local.

«He sentido una alegría muy grande al verlo, porque te pueden dar menciones, condecoraciones, pero no hay mejor premio que una persona salga adelante. Estos finales son los que nos llenan a todos y no se olvidan», confesaba Sierra, a quien su hija ha regalado una camiseta del Capitán América, «porque dice que soy su héroe», contaba entre risas. 

Tanto él como Mesas han recibido numerosos agradecimientos y felicitaciones por su actuación, para la que ambos destacan que es fundamental la formación continúa que reciben. «Para nosotros salvar una vida es un ‘cum laude’», comparaba el vigilante de seguridad, que lleva desde el 2006 trabajando en Segurex 06.

Para Tomás, casado y padre de dos hijos de 13 y 16 años, Mesas y Sierra serán siempre sus ángeles de la guarda. Gracias a ellos y al trabajo de los sanitarios del centro de salud de El Progreso y el 112 ha vuelto a nacer y ha iniciado «una nueva vida». Afirma que tras el «susto» valora más lo que tiene y ha cambiado de hábitos: ha dejado el tabaco, está a dieta y sale a caminar. En su trabajo, según comentaba su jefe, Pepe Carballo, lo echan mucho de menos y todos han estado muy preocupados por su salud. Ya le están buscando un nuevo puesto en el que tenga que realizar menos esfuerzo físico, pero en el que siga poniendo todo su corazón.