Más de 300 años después de que fuera esculpida, se puede poner nombre y fecha al autor de la talla de Nuestro Padre de la Humildad (Oración en el Huerto): la realizó el escultor Miguel Sánchez Taramas (San Vicente de Alcántara, 1664-Ceuta, 1734) en el año 1707. Su restauración ha sacado del anonimato a la imagen y la data en un siglo después al que se había creído hasta ahora (en la primera década del siglo XVIII, en lugar del XVII). El responsable de este descubrimiento es el restaurador Ricardo Augusto Kantowitz, a quien la cofradía de la Oración en el Huerto encargó la restauración del Cristo, que ayer se presentó a los fieles durante una eucaristía de acción de gracias en la iglesia de la Concepción, sede de esta hermandad.

Fue en una inscripción sobre la madera interior de la talla donde el restaurador halló escrito el nombre del autor y la fecha en la que se realizó esta talla, que se ha convertido en la más antigua de las documentadas del escultor, que quien también es obra la imagen de la Virgen de Bótoa, fechada en 1713.

La cofradía, según recordó ayer su hermana mayor, Mariví Valor, encargó la restauración del Cristo de la Humildad a Kantowitz en octubre del 2019, con la intención de que la imagen restaurada pudiera procesionar en la Semana Santa del año pasado, que se tuvo que suspender. La pandemia, además, retrasó el proceso de rehabilitación de la talla, sobre todo, debido a la dificultad para contar con materiales de proveedores extranjeros (los pigmentos utilizados proceden de Italia). «El restaurador ha hecho un trabajo espectacular y ha conseguido descubrir su autoría, por lo que estamos muy contentos», destacó Valor.

La restauración se ha prolongado durante meses debido a la minuciosidad con la que trabaja Kantowitz, quien ha reforzado la estructura original de la talla, en la que en anteriores «reformas, que no restauraciones» se habían añadido tablas, para dar estabilidad a la imagen cuando procesione. Además, se ha realizado una nueva peana, que va sujeta a una línea de frisos de doble calle acordes con la etapa barroca a la que pertenece.

Fue al realizar los análisis de la pieza a través del TAC y rayos X, cuando el restaurador descubrió una fisura profunda y se percató de la inscripción. «Sentí una gran emoción al descubrirlo, porque no se suelen dar estos casos, ya en esta época los escultores firmaban un contrato con la hermandad, pero no ponían las firmas en sus obras». Menos habitual es aún, según Kantowitz, que se dé esta circunstancia en el caso de un autor «muy local», como Miguel Sánchez Taramas, que muy joven se instaló en la calle Santa Lucía de Badajoz, a donde se trasladó desde su San Vicente de Alcántara natal.

En cuanto a la parte externa del Cristo de la Humildad, los trabajos de restauración se han centrado en la eliminación de los «repintes» del rostro, manos y cuello, recuperando al completo su policromía original, que se conservaba en bastante buen estado. Además, Kantowitz ha recuperado las cinco lágrimas que tenía la talla cuando se realizó, de las que solo quedaban dos y hechas de un material que no era el que utilizó el escultor. El restaurador ha repuesto las cinco lágrimas, que él mismo ha realizado con cristal de roca.

De todo el proceso de restauración y del descubrimiento del autor del Cristo de la Humildad dará cuenta en una conferencia el próximo 26 de febrero, a las 20.00 horas, en la iglesia de la Concepción (el aforo estará limitado a 80 personas). Para quienes deseen ver el resultado, la imagen permanecerá hoy en veneración en este templo, en horario de 11.00 a 13.30 horas.