El columbario de la ermita de la Virgen de la Soledad estará disponible antes de que acabe el año para quienes deseen que sus cenizas o las de sus familiares reposen en la ‘casa’ de la patrona de Badajoz. Las obras comenzaron hace cuatro meses y, aunque la previsión inicial era que se pudiera inaugurar el pasado septiembre, los trabajos han sufrido un ligero retraso. «Está prácticamente terminado, solo pendiente de algunos remates y algunos cambios que vamos a hacer», explica el hermano mayor, José María Blanco, quien no oculta su satisfacción por la culminación de este proyecto, que comenzó a gestarse hace una década.

El columbario ocupa más de 200 metros cuadrados de la tercer planta, que estaba en bruto y no tenía uso. Al fondo, bajo tres ventanas en las que aparecen las imágenes de la Virgen, el Amarrao y el Ecce Homo, se colocará el antiguo altar de la ermita, que se conserva en el Museo de la Casa de Hermandad, y él cenizario común. Las estanterías con los loculi se reparten a lo largo de la sala. Los familiares y matrimoniales junto al altar y a ambos lados del resto de la sala, los individuales, junto a los que se colgarán de manera permanente los mantos con los que procesiona el Jueves y el Viernes Santo la patrona.

Hay 1.440 loculi, pero existe la posibilidad de ampliar este número hasta los 8.000 en el futuro. La hermandad ya tiene reservas de una veintena de familias -de Badajoz y de otros puntos de España-. Esta cifra, según Blanco, aumentará considerablemente una vez que se inaugure el columbario, pues son muchos los hermanos y devotos de la Soledad que han mostrado su interés y han solicitado información. Los loculi individuales tienen un precio de 1.500 euros más IVA; los matrimoniales, de 2.800 euros más IVA; y los familiares (para cuatro personas), de 5.400 euros más IVA. En todos los casos, se trata de un pago único para una cesión por 30 años, que comenzarán a contar cuando se deposite la urna con las cenizas. El contrato podrá ser renovado por los herederos por otro periodo similar, pero si esto no fuera así, si se desea los restos nunca saldrían de la ermita, pues se trasladarían al cenizario común cuando se dejara libre el loculi.

En el columbario se han invertido unos 250.000 euros, sufragados a través de un contrato con la empresa constructora, que también ha sido la encargada de realizar los de la Esperanza de Triana, el del Gran Poder o El de El Cachorro, en Sevilla. Durante 17 años se llevará un porcentaje de los ingresos, y después de ese periodo, serán íntegros para la Hermandad de la Soledad, que dedicará «una buena parte» de ese dinero a obras sociales, según explicó el hermano mayor. El mantenimiento, como el del resto de la ermita, correrá a cargo de la cofradía.

Aunque será la demanda la que determine los horarios de visita, los responsables de la hermandad ya han previsto un calendario provisional: los sábados por la mañana, de 10.00 a 12.45 horas, y un día de diario (aún por determinar) por las tardes, de 18.00 a 20.30 horas. .

«Va a ser un lugar magnífico para descansar eternamente», señalaron el hermano mayor de la Soledad y Pilar Ger, vocal de la hermandad. Ambos reconocieron que no ha sido un camino fácil llegar hasta aquí, puesto que el proyecto ha requerido de permisos y autorizaciones civiles y eclesiásticas. En este sentido, ambos quisieron agradecer el «gran apoyo» del arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga, para que el columbario sea una realidad.

Las obras de la ermita de la Soledad se iniciaron en 1929 y seis años después se inauguró. En 1984 se habilitó y se bendijo la capilla superior, pero la tercera planta se ha mantenido en bruto todos estos años. La hermandad es la que se encarga de la gestión del templo y corre con todos los gastos (salvo la ayuda municipal por Semana Santa). Las aportaciones a través de los cepillos han sido siempre su mayor fuente de ingresos, pero se han reducido considerablemente en los últimos años y «casi igualan» a los fondos recaudados a través de las cuotas de los hermanos. Lo único que no compra la Soledad son flores, «pero nunca le faltan a la Virgen, porque las donan a diario», asegura Pilar Ger.