Un centenar de contenedores de basura desplazados para cortar el tráfico rodado, otros de carga lateral volcados para impedir su recogida y dos más quemados —en la calle El Barbo (de cartón y papel) y en la plaza Santa Ana (soterrado)— son algunos de los incidentes que se registraron en la ciudad durante la primera jornada de la huelga indefinida convocada por los trabajadores de la concesionaria de limpieza, FCC. También aparecieron inutilizadas con silicona todas las cerraduras de las puertas de los cuartelillos donde se guardan las herramientas de trabajo, así como basura esparcida en algunos puntos de la ciudad, entre ellos la calle República Argentina y junto al colegio Arias Montano. Responsables de las policías local y Nacional confirmaron ayer que no se produjeron ni detenciones ni identificaciones de personas en relación a estos hechos. Tampoco se produjeron altercados en la salida de los camiones de la sede de FCC, donde se concentraron unos 80 empleados de la contrata.

Tanto el alcalde, Francisco Javier Fragoso, como la concejala de Policía Local y portavoz municipal, María José Solana, mostraron su respeto al derecho de huelga de los trabajadores, pero condenaron cualquier tipo de acto que exceda los cauces normales de una negociación.

En este sentido, Fragoso defendió que no se puede utilizar a los vecinos y a la ciudad como «rehenes» de intereses propios, pues la huelga es contra la empresa y es esta a la que se deben dirigir las medidas de presión. Solana, que calificó como «graves» estos incidentes, confió en que fueran «excepcionales» y no se vuelvan a repetir. Advirtió de que actos como desplazar los contenedores a la calzada habían puesto en riesgo la seguridad de la circulación. La centralita de la policía local recibió numerosas llamadas por este motivo.

El comité de huelga, por su parte, se desmarcó de cualquiera de los actos vandálico registrados durante la madrugada en la ciudad y destacó la normalidad con la que se desarrolló la salida de los camiones en los diferentes turnos para cumplir con los servicios mínimos establecidos por el ayuntamiento. «No se ha prohibido a nadie que quisiera que fuera a trabajar y no ha habido piquetes, sino asambleas informativas»,. Asimismo, sus represnetantes insistieron en que su intención no es perjudicar ni a los vecinos ni a la ciudad, sino reclamar sus derechos. .B. C