La historia se repite, aunque este año el problema se ha retrasado porque las altas temperaturas han tardado en llegar. Los vecinos de la zona nueva de Las Moreras se encontraron ayer por la mañana con que buena parte de los numerosos olmos que hay repartidos por muchas de sus calles tenían la base y los troncos cubiertos de gusanos, de la misma especie de los que año tras año reaparecen en estos árboles de cuyas hojas se alimentan.

Con una revisión a simple vista se puede comprobar que casi todos los olmos están infectados porque las hojas empiezan a adquirir un color blanquecino cuando se secan. Antes de esto han tenido que soportar las molestias de las mariposas, que "no pican como mosquitos, es que muerden", se quejaba ayer Manoli Vara, que vive en la calle Matías Ramón Martínez, una de las más afectadas, junto a la de Luis Landero.

Los árboles están muy cercanos a las viviendas y en algunas las ramas alcanzan las ventanas, lo que obliga a mantenerlas cerradas, una situación que se hace insoportable cuando hace calor. Una mujer se quejaba de que hay noches en que cuando está dormida se despierta porque siente "un muerdo". "Yo me pongo al fresco, que estoy haciendo una colcha, y me comen viva,", relataba Francisca Barra, otra de las afectadas en la misma calle, que al mismo tiempo expresaba su temor por que la plaga pueda acabar con las macetas de su patio.

Estos árboles se sembraron hace 19 años. Algunos se han secado, según los vecinos, por la propia enfermedad. Manoli Vara asegura que ha llamado en dos ocasiones al Servicio Municipal de Parques y Jardines para pedirles que vayan a fumigar, a mediados de julio y hace unos días, pero no ha acudido nadie. Hasta ayer no se percataron de la existencia de gusanos. "Están tan cuajados de bichos que causan repelús", describía Valeriano García, un vecino.

"El problema no es que vengan a fumigar ahora y los maten, sino que el año que viene van a volver a salir porque los árboles están enfermos", advertía otro afectada, que tiene uno de los árboles enfermos justo en la acera donde da la fachada de su casa y las ramas entran en su patio. Esta mujer acaba de realizar obras en su vivienda y ha comprobado que las raíces, de gran grosor, se cuelan hasta adentro. Esta es otra de las quejas de los vecinos del barrio, pues las raíces de los olmos levantan las aceras y llegan hasta las vivienda.

Manoli Vara propuso incluso al ayuntamiento que arrancaran el olmo y ella misma colocaría otro árbol en el esqueje, pero tampoco le han dado autorización. "Estoy pagano 300 euros de IBI y creo que tengo derecho a vivir como una persona", dice.

Los vecinos reclaman una solución definitiva para sanear los árboles. "Es que no vienen ni a regarlos y ya que los plantan, lo mínimo es que los cuidaran", se quejan.