Opinión | EL CHINERO

De avenida a calle

En Menacho creció el trasiego cuando se convirtió en plataforma única. Eran otros tiempos, cuando aún no funcionaba El Faro ni se habían disparado las ventas por internet

La fuente para beber, instalada junto a las escaleras de Felipe Checa.

La fuente para beber, instalada junto a las escaleras de Felipe Checa. / A. M. R.

Las céntricas calles Juan Carlos I y Prim de Badajoz acaban de reabrir al tráfico después de un año en obras (comenzaron el 10 de marzo de 2023), que han supuesto un antes y un después sobre todo en la conocida como calle Mayor. Se quejaba un comerciante de que Juan Carlos I era una avenida y ahora es una calle. Lo comentaba como crítica y hasta con nostalgia. Juan Carlos I tenía cuatro carriles para la circulación de vehículos y se han reducido a dos, uno en cada sentido, que enlazan directamente con la calle Prim, que tenía y sigue teniendo dos. La base de esta actuación ha estado en la transformación de estas dos calles en plataforma única, que significa que la calzada y las aceras están al mismo nivel, para hacerlas más amables con el peatón y, sobre todo, accesibles para las personas con movilidad reducida. La plataforma única no se ha llegado a completar en un tramo debido al elevado desnivel entre acerados y calzada, en el final del margen izquierdo de la calle Juan Carlos I, en la esquina con Santo Domingo.

La conversión en bulevar de esta céntrica avenida era un proyecto antiguo, que se fue reconfigurando con el paso de los años y los cambios de equipo de gobierno. El que se ha llevado a cabo ha consistido en ampliar las aceras, que eran de 5 metros y se han ensanchado hasta 10 en la mayor parte del trazado. El recrecido queda fuera de los soportales, sin sombra. En estos nuevos espacios ganados para el peatón se han colocado bancos de madera, papeleras, arriates con árboles ahora en flor y una fuente para beber, junto a las escaleras de subida de Felipe Checa.

Lo que más define sin duda la nueva configuración de Juan Carlos I es la reducción de los carriles de circulación y la supresión de plazas de aparcamiento. Esta céntrica calle ha quedado sin espacios donde dejar el coche. 45 estacionamientos han desaparecido. Antes eran pocos, pero eran. Es la queja que más se repite entre los comerciantes, que han estado sufriendo este recorte durante el desarrollo de los trabajos. Doce meses en los que los clientes no han tenido ninguna opción para dejar el coche, ni aparcado ni en doble fila. Hay quien ha calculado el porcentaje de los que han dejado de acercarse a sus tiendas por este motivo. Mal o bien acostumbrados, muchos de los habituales solían dejar un momento el utilitario en doble fila para recoger un pedido. A partir de ahora, solo les queda acudir a alguno de los aparcamientos subterráneos cercanos, que los hay, previo pago.

Es verdad que se han creado medio centenar de plazas para aparcar en superficie junto a la calle Prim, pero son provisionales y suertudo aquel que consigue hacerse con alguno de estos huecos, que siempre están ocupados. A quien lo logra le dan ganas de volverse a casa andando con tal de no soltar tan deseable sitio. No está bien visto quejarse de que no hay espacios donde dejar el coche, cuando el mundo se empeña en tomar medidas de protección del medio ambiente y de reducción de emisiones de CO2. Los vecinos de Juan Carlos I aseguran que desde que comenzó la obra ha descendido drásticamente el tráfico en esta calle. Si ese era el objetivo, ha superado la prueba. Juan Carlos I se ha convertido en una vía incómoda para los denostados vehículos y sus conductores. Lo que no parece es que vaya a beneficiar al comercio. En la presentación del proyecto se puso en valor que los espacios peatonales invitarían al tránsito de potenciales clientes. Sería lo deseable. También en la calle Menacho alertaron de que la plataforma única perjudicaría la actividad comercial e inicialmente no fue así. La calle ganó en trasiego. Eran otros tiempos, cuando aún no funcionaba El Faro ni se habían disparado las ventas por internet. Los negocios de proximidad atraviesan una dura etapa que invita a pensar en su reconversión. Una redefinición que es aún más apremiante en Juan Carlos I. Ahora sin coches, urgen los incentivos para atraer a la gente. Sin gente no hay vida. Sea calle o avenida.