Opinión | Carta al director

Montserrat Rincón Asensio

El PSOE ya no me representa

Decido irme y ser libre ideológicamente, ahora sin tapujos ni presiones de ningún tipo

Montserrat  Rincón Asensio.

Montserrat Rincón Asensio. / LA CRÓNICA

Respeto la petición del Secretario de Organización del partido a nivel local de que presente mi solicitud de baja del partido como militante por iniciativa propia que evite la incoación de un expediente disciplinario, a tenor de lo que establecen los estatutos del partido, al mismo tiempo que me solicita lo haga alegando «que soy conocedora de la normativa de la organización y que en respeto a la misma y con el fin de salvaguardar mi imagen tomo la decisión hasta que se haga justicia y se limpie mi nombre».

Acepto la solicitud de mi baja. Sin embargo, no voy a seguir la recomendación del Secretario de Organización, no en cuanto a los motivos que me sugiere que alegue, y voy a hacer uso de mi libertad de expresión, y lo voy a hacer de manera pública.

En primer lugar, no hay una sentencia firme actualmente. Por otro lado, no estando de acuerdo con la misma, quiero agotar todos los recursos de apelación a los que como «condenada sin sentencia firme» tengo derecho, motivo por el cual sigue habiendo esperanza, algo a lo que quiero enfrentarme sin estar condicionada políticamente, por haber sido socialista, y por haber tenido un cargo de «supuesta confianza».

Y digo «supuesta confianza» porque no ha existido tal, en tanto se escucha a una sola de las partes y se deja a la otra en situación de indefensión absoluta, sin opción a explicación alguna, cuanto menos de réplica sobre los hechos acontecidos el 4 de enero de 2021, cuando yo era la principal protagonista de esta historia.

Para que la ciudadanía me entienda, me he sentido muy vulnerable frente al gélido silencio en torno al proceso de mi vacunación por parte de los que pensaba me tenían que arropar, mi por entonces «familia socialista». Tanto ha sido así, que ningún Secretario General ha salido en mi defensa a nivel público, ni local, ni provincial ni autonómico en toda esta larga y dura travesía por el desierto.

Desafortunadamente, he tenido que digerir el agravio comparativo que se me ha hecho con respecto a otros compañeros, por supuesto hombres, que habiéndose vacunado «de manera regular» los defendían día tras día en la Asamblea de Extremadura, mientras a mí me dedicaban frases míticas para la historia en el órgano que supuestamente me tenía que defender, por parte de un exconsejero: «por un garbanzo negro no se va a perder el cocido…». No quiero decir con ello que los alcaldes vacunados no tuvieran que hacerlo, pues su labor de «llevar bombonas a las residencias», tal y como se defendió, era más que esencial y estaba libre de toda culpa. Mi labor no tuvo que ser tan importante ni tan crucial durante la pandemia, ni estar tan justificada, a pesar de estar en primera línea, como la de aquellos que corrieron más suerte que yo, es obvio. Siempre me quedará la duda de si el hecho de ser mujer me ha jugado una mala pasada dentro de un partido que alardea de ser feminista.

Finalmente, habiendo solicitado mi baja como militante del PSOE quiero hacer público que dichas siglas ya no me representan, por lo que me siento libre ideológicamente para expresar lo que desee a través de cualquier medio. A las «pruebas» me remito.