Opinión | la atalaya

Afinando (XXIII)

La digresión toledana, en la que me he extendido las columnas pasadas, tiene un fin. Es frecuente, hasta ser tópico, dar por cierto que todas las innovaciones técnicas que llegaban al norte peninsular procedían del sur árabe. Eso es una verdad a medias. En el campo de lo castrense puede aceptarse como plausible hasta, apurando mucho, la primera mitad del siglo XII. A partir de entonces es manifiesta la llegada de aportes procedentes del mundo islámico, pero no de la mano de árabes o gentes de ese mundo, sino de la de europeos repatriados. Unas veces adquirieron los conocimientos por sí mismos. Pero, otras, se trajeron expertos orientales, no necesariamente musulmanes. Muchos eran armenios y cristianos; los grandes artífices de Oriente Medio. Y el fenómeno no afectó solo a la arquitectura defensiva, la que me ocupa, sino, también, a la civil. Y, en concreto, a la religiosa.

Se olvida con demasiada frecuencia la aportación bizantina, directa, a las construcciones eclesiales de la Península. En concretoa las del reino de León. Ahí están, para demostrarlo, el famoso cimborrio de la catedral de Zamora y sus, al parecer, derivados: la torre del Gallo, en la Catedral Vieja de Salamanca; la basílica de Santa María del Azogue, de Toro (Zamora), y, a pesar de incluirse poco en las publicaciones españolas, la catedral de Évora (Portugal). El maestro Manuel Gómez-Moreno atribuyó, haciendo una pirueta intelectual, la erección de la iglesia de Santiago de los Armenios (Jerusalén, Palestina) a un arquitecto visitante previo de Córdoba. El sabio había viajado personalmente al sitio cuando el famoso viaje universitario por el Mediterráneo (1933). Sabía de lo que hablaba, pero, creo, erró el tiro. Los autores de dichos edificios -de sus cúpulas-, no sé si todos o solo algunos, eran armenios, de origen o escuela. También el de la iglesia de Jerusalén. Estamos hablando de una tradición, arraigada en sitios muy lejanos. Hubo por aquí mucho oriental traído por occidentales deseosos de novedades, con las Cruzadas y los bizantinos de trasfondo. Actuaron en León y Portugal. Aquí, en la actual Extremadura, poco, aparentemente. Pero en estas cosas, puede haber sorpresas. Solo falta relacionar.