Opinión | Disidencias

Gentuza

El problema de España es que cada vez hay más gentuza que olvida los valores que nos hacen fuertes, que detestan la educación del hogar, la solidaridad de la familia y la felicidad de lo sencillo

Ahora entiendo por qué, cuando era más joven, mis mayores decían que preferían el verano al invierno porque no le dolían los huesos. Eran tiempos cuando te preguntaban dónde vas con esa barba o con esas pintas o tómate el zumo que se le van las vitaminas o tenías que oír cosas como a tu edad yo ya estaba cansado de trabajar, unos años cuarenta te daba yo a ti, o lo haces o no lo haces o la contundente ¿Si fulanito se tira de un puente, tú también te tiras?. Echo de menos aquellas expresiones de toda la vida como a la mili te llevaba yo, pregúntale a tu madre o lo que tu madre te diga, quita que tú no sabes, que yo lo arreglo o el mítico a tu edad yo me pasaba el día jugando en la calle. Recuerdo cuando me decían sabes que tienes casa, ¿no? O si vales para salir hasta las 8, puedes madrugar también a las 8, el ¿te piensas que soy un banco? O, en la misma línea relacionada con la paga semanal, ¿crees que el dinero crece en los árboles?. Era emocionante el día que soltaban, casi por sorpresa, aquello de cuando te independices, haces lo que quieras, pero mientras vivas aquí se hace lo que tu madre y yo digamos, por no hablar de la primera vez que voté y mi padre me trajo, con toda naturalidad, el sobre ya preparado con la papeleta del partido a quien tenía que votar. Y no había discusión alguna. Si acaso, oír aquello de que en mi tiempos no había tanta tontería como ahora o cuando yo era joven sí que había buena música y no las cosas esas que escucháis. Por supuesto, crecí con el quien algo quiere, algo le cuesta, esto me está doliendo más a mí que a ti y, por supuesto, algún día me lo agradecerás. Hace un millón de años, las vacaciones de verano, que sí, que son un derecho, eran el permiso vacacional, o sea, que cuando no trabajaba el personal es que estaba de permiso.

En fin, toda esta ensalada de frases, procedían de hogares normales, con familias normales que vivían vidas más o menos normales. Gente de bien, formal, que no generaba más problemas que la solución de los propios, que permanentemente intentaban la supervivencia cuando no la superación, sin atajos ni enredos ni demagogias, basando su felicidad en la estabilidad emocional y familiar donde nacían proyectos de vida con la única finalidad de que ninguno se quedara atrás y que los hijos pudieran llegar más lejos de lo que llegaron sus padres. Insisto: gente de bien. No quemaban contenedores ni banderas, respetaba a sus mayores y profesores, y no vivían eternamente del sistema mientras lo despreciaban.

El problema de España es que cada vez hay más gentuza que olvida los valores que nos hacen fuertes, que detestan la educación del hogar, la solidaridad de la familia y la felicidad de lo sencillo. Gentuza que quiere imponer su pensamiento, ofendiditos instalados en la falsa cultura de la cancelación y arquitectos de una sociedad que solo puede ir a su paso porque niegan otra verdad que no sea la suya y condenan a escupitajos la discrepancia. Gentuza frente a la gente de bien, que solo quieren que les dejen en paz mientras sus familias salen adelante, disfrutan con las tradiciones de toda la vida y mantienen viva la memoria de los que ya no están. La gente de bien es mayoría y tal vez lo que les molesta a la nueva casta del siglo XXI sea eso: que no somos la gentuza que ellos representan.

*Periodista 

Suscríbete para seguir leyendo