Desde la mentira gorda de querer inaugurar, con el Rey por medio, el 18 de julio un AVE a Badajoz y a Extremadura sin tren, sin línea, sin estación y sin nada hasta las tormentas y revoluciones locales, desde la ola de calor que nos aplasta hasta la inflación que ha puesto las sandías a precio de oro, desde el recuerdo a Miguel Ángel Blanco como expresión máxima del terror reciente vivido en esta España que blanquea terroristas hasta los viajes a las rebajas de Times Square, por no hablar de los efectos de la guerra de Ucrania, el covid que no acaba, la gasolina que no baja, el fútbol que no empieza, las fiestas que no paran, Yolanda que suma, Pedro que resta, Mbappé que se apaga, la emigración que no cesa, la valla, el Sahara, Boris que se marcha, el Brexit que fracasa, el dinero que vuela, el Estado de la Nación o de la Región que sigue estando por los suelos, a pesar de las discrepancias, los lobos que acechan y que ya mismo están los niños o niñas o niñes o lo que quieran de vuelta a la escuela, el verano y sus consecuencias. Cada cual que lo pase a su manera o como mejor pueda. El verano es tiempo para trabajar, que hay mucha gente que en verano trabaja y se desloma, pero, también es tiempo para gastar, descansar, viajar, caminar, playa, montaña, piscina, terrazas, mudanzas, anocheceres luminosos, madrugones de ensueño, sueños jubilosos y júbilo en los pueblos. Tiempo para el teatro, el cine, las verbenas, el chiringuito, el relente, el pescaíto, la fritanga, alguna gamba, una sapateira, ensaladas, helados a tutiplén y biquinis de cuerda, que ya llegará la nutricionista y pondrá orden en la nevera y en la dieta. Y es tiempo, cómo no, para lecturas varias, hasta donde uno llegue, pero que lea, que es lo único que nos evadirá de tanto problema, de tanta tontería, de tanta bravuconería y de tanta ignorancia consentida. Aquí mi tradicional lista de recomendaciones, leídas o en proceso, para un verano aprovechado. Mucho cine con ‘Telegramas cinéfilos’, de José Luis Garci, artículos semanales sobre el séptimo arte que fue publicando en el ABC y que ahora se convierten en un lujoso, hermoso y entretenidísimo libro lleno de ilustraciones y sabiduría. ‘Hollywood contra España’, de Esteban Vicente Boisseau, un texto curioso sobre la leyenda negra que sobre nuestro país fue divulgando el cine. Necesitarás bolígrafo para apuntar tanto dato, como en el de Garci. Y ‘Una paella para Charlie Chaplin’, de Alfonso Vázquez,una espléndida novela sobre los españoles que en los años treinta se largaron a Hollywood a trabajar en la versiones en español del cine de la Metro. Entretenida y divulgativa. Un ensayo del filósofo de moda, Byung-Chul Han titulado ‘Infocracia’, que se lee del tirón y su análisis sobre los tiempos actuales y nuestras servidumbres tecnológicas. De poesía, y de paso gráfica, me quedo con ‘Vive la vida’, de Laura Pérez Vernetti sobre poemas de Luis Alberto de Cuenca. Y para novelas: ‘El Heredero’, de Rafael Tarradas Bultó o de cómo una proyecto familiar se convirtió en una novela con miles de lectores; ‘Luz de verano, y después la noche’, de Jon Kalma nStefansson, un delicioso relato sobre un pequeño pueblo islandés y el particular universo que crean sus habitantes; ‘Un caso de tres perros’, de S. J. Bennet, cuando la reina Isabel II se mete a investigadora; y la brutalidad literaria de Joel Dicker, que vuelve con ‘El caso de Alaska Sanders’, para los que no pueden parar de leer historias inquietantes y de continuos giros narrativos. Muchas son las batallas que tenemos por delante. Las del principio, lo advierto, todas perdidas. Las de los libros, siempre ganadas. Si los terminas, claro.