Como la feria de abril dura poco, los sevillanos la anticipan con el tradicional viernes de preferia, que preparan con un potaje tradicional el día antes del pescaíto. Tienen tantas ganas de juerga que necesitan adelantarla para ir abriendo boca. Eso es lo que está ocurriendo desde hace semanas en Badajoz: los pacenses están preparando la feria de San Juan con un potaje a base de incertidumbres, concursos sin resolver y conflictos laborales que tienen en un sinvivir a los responsables municipales. Dentro de una semana el ferial estará a rebosar y seguramente se habrá solucionado todo, porque a todas las partes conviene y los ciudadanos no están dispuestos a que los intereses particulares prevalezcan sobre los generales y la feria lo es. Demasiado han soportado con una crisis sanitaria que se alarga más de lo imaginable.

Primero fueron las luces, aunque nunca hubo temor por parte del ayuntamiento de que San Juan se quedase sin su iluminación extraordinaria. Aquello fue un paripé que alguien convirtió en problema. La empresa que tenía el contrato plurianual -que abarca no solo las leds de San Juan, también del Carnaval y de Navidad- renunció a prorrogar el contrato, a última hora. Alguien debió pensar que no daba tiempo a sacar una nueva licitación y que la feria se iba a quedar a oscuras. Estaba todo controlado. El ayuntamiento sacó un nuevo contrato, solo para la feria, con el compromiso de preparar otro plurianual mejor dotado para todas las fiestas. La misma empresa, Ximénez, que se estaba encargando hasta ahora, ha asumido colocar las luces del patrón que, por cierto, ya están instaladas en el real. Realmente nunca se temió lo contrario.

Después llegó otro falso conflicto con los fuegos artificiales. El concurso plurianual quedó desierto a pocas semanas de la feria, cuando se sabe que el espectáculo pirotécnico de la noche de San Juan es una de las tradiciones más arraigadas de la ciudad. Tampoco había que preocuparse. Como en el caso de las luces, el motivo era que los costes han subido y las empresas no están dispuestas a asumir las mismas prestaciones por idénticos precios. Todo solucionado: el ayuntamiento sacó un nuevo concurso solo para este año con igual presupuesto y menos carga explosiva y la misma empresa que lo lleva haciendo los últimos años, Pirotecnia Zaragozana, la única que se ha presentado al concurso, volverá a ofrecer el espectáculo pirotécnico desde el puente de Palmas. Un conflicto artificial.

Queda por resolver el que existe con los policías locales por las jornadas extraordinarias. Llevan días callados. Desde Los Palomos no han vuelto a decir ni pío. Para la fiesta de la diversidad hubo agentes suficientes y se celebró sin problemas. Pero avisaron de que no ocurriría lo mismo con la feria de San Juan, para la que no les quedan horas extra de las que incluyen sus contratos. Bajo la carpeta, asomando una esquinita, está el folio de la negociación para la equiparación salarial. En cinco días que quedan para que se inaugure la feria, no da tiempo a negociar avance tan trascedente. Estos garbanzos siguen aún en remojo.

Como parecía poco condumio, un nuevo conflicto se ha añadido a la olla. No figuraba en la receta, pero está visto que San Juan debe ser ahora el santo de las negociaciones in extremis. Los conductores de la empresa concesionaria del transporte urbano, Tubasa, anuncian una huelga nocturna a partir del viernes porque quieren que les suban el sueldo tanto como el IPC, que está por las nubes. Su conflicto no se ciñe a la empresa, pues si los costes del servicio crecen, debe asumirlos el ayuntamiento, que tiene el compromiso de cubrir el equilibrio financiero de la concesionaria por contrato. Eso es, que lo pagamos todos los contribuyentes. Y si a los funcionarios se les sube el 2%, no es de recibo que estos trabajadores lleguen al 8%. Todo ello a cinco días de que empiece la feria. Demasiado forzado. Este potaje empieza a oler a quemado antes de echar todos los ingredientes al puchero.