El fallecimiento de Francisco Pedraja, Paco, no agota su vida, ni lo que él supone para todos los que lo conocimos. Era una persona afable, cariñosa, cercana, disponible, simpática y a la vez divina, señorial, singular, excelente y referente indiscutible y permanente. Se implicaba y comprometía a la vez que delegaba o se distanciaba para coger perspectiva. Por donde ha pasado ha dejado su personalidad impregnada en cada vivencia y actividad. Durante 27 años ha sido presidente de la Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País, la Económica, pero en ella llevaba antes 50 años comprometido sin que le hiciese falta ser presidente para implicarse y participar en todas sus manifestaciones. Su presencia y presidencia en la Económica será permanente.

Con una fuerte personalidad y carácter era un hombre de paz, conciliador, bueno y tolerante. Un humanista y vitalista hasta el final. Le gustaba vivir y convivir, o como él insistía vivir con y para los demás. Era un hombre del Renacimiento y la Ilustración en búsqueda permanente de lo verdadero (la razón y la ciencia), lo bello (el arte) y lo bueno (la justicia). 

Siempre con una carpeta debajo del brazo con nuevas ideas y proyectos en los que involucrar a los demás, pero nunca esperando que otros lo hicieran, él se empleaba en hacerlos realidad. Hombre curioso y polifacético. De tantos temas que le interesaban parecía disperso pero era perseverante. Cuando creías que ya se habría olvidado de un tema te sacaba de la carpeta su última gestión para avanzar en algo que pensabas que ya lo tenía olvidado. Su constancia la demostraba en su hora matinal de gimnasia que durante décadas, y hasta hace muy pocos años practicó, lo que le permitía tener una mente ágil y gran disciplina, y también pintar en el suelo con las piernas cruzadas al estilo Buda. Todo un personaje único.

Le gustaba recitar la poesía de Machado de ‘Al olmo seco, hendido por el rayo, y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido’. Y así lo hizo muchas veces recuperándose como un ave fénix. Pero ya no volverán a brotar de su cuerpo nuevas hojas verdes. Ahora se volverá a reunir con tantos viejos amigos de tantos y tantos lugares donde se implicó hasta que sus fuerzas se lo permitieron. Un hombre bueno y un ciudadano ejemplar. Su legado y memoria trasciende a la que mantendremos los que lo recordaremos en vida. DEP.