Esta parece ser la premisa que mueve a las promotoras, las religiosas del convento, y a los técnicos del proyecto (arquitecto y arqueólogo de la Junta de Extremadura) en las «obras de rehabilitación» de la fachada del convento de las Descalzas de Badajoz, un edificio del S. XVII que está protegido, o lo estaba hasta antes de ayer. 

Ya han liquidado el tejadillo que protegía la bellísima capilla cerámica de la Virgen de la Amargura, obra del gran escultor y ceramista Pedro Navia, nacido en Almendralejo en 1897, y ahora van a destrozar la magnífica reja de forja que la protege. La obra de rejería es diseño, casi con seguridad, del gran artista pacense Antonio Juez y muestra magníficos balaustres con ricas macollas caladas, elegantes remates y un bellísimo farolillo central de forja y cristal con forma de estrella que es una joya y muy característico del estilo del arte de la forja que se realiza en el S. XIX y primera mitad del XX, sobre todo en Triana (Sevilla), pero también muy presente en Badajoz, y cuyo farol estrellado nos lo muestra también un bello lienzo de nuestro Museo de Bellas Artes. A la hora de escribir estas líneas el destrozo, o una parte del mismo, es aún evitable y, de milagro, se van a salvar los dos retablos de azulejos, dedicados al Cristo de la Espina y a la citada Virgen de la Amargura, que forman parte, no sólo de la devoción popular y del Patrimonio Cofrade de Badajoz, sino también de su paisaje urbano.

Es más, hay que recordar que estos dos retablos cerámicos fueron colocados en el convento en 1942 y 1945 respectivamente, donados por el cofrade don Manuel Santos y por don Pedro María y, además, forman parte de una fachada protegida por ley.

Resulta paradógico, triste y desolador que las religiosas del convento afirmen que no tienen dinero ni interés por recuperar la segunda columna pareada de piedra que ha aparecido embutida en un contrafuerte de su bella portada -obra posiblemente anterior a la construcción del convento en este lugar en 1674- y sí lo tengan para destrozar lo que está en perfectas condiciones y embellece la sobria fachada.

La normativa urbanística del Plan General de Urbanismo de Badajoz es muy clara al respecto y no permite ninguna alteración de fachada en este edificio del S. XVII. El Convento de Las Descalzas está clasificado como «Arquitectura Singular con Carácter Monumental» y tiene el «Grado de Nivel a» de protección, que es el máximo después de los que tienen los declarados como BIC. En estos inmuebles no se puede alterar la fachada y, como bien refuerza la Ley de Patrimonio en Extremadura 16/1999 en su artículo 33 b, las características volumétricas y espaciales definidoras del inmueble, así como las aportaciones de las distintas épocas deberán ser respetadas. En este caso, además, la artística reja de forja que cubre el altar de baldosines es el elemento más bello y definitorio de toda la fachada, junto con la portada. Motivo de más para conservarla. Liquidar esta magnífica pieza, que en cualquier ciudad de Europa estaría más que protegida por su valor histórico y artístico, y que es también de los años 40 del pasado siglo, es un acto tan salvaje como gratuito e incomprensible, pues se conserva en perfecto estado, suponiendo un verdadero atentado al Patrimonio de Badajoz. El argumento que dan las monjas es que se ensucia mucho. De traca.

El criterio técnico esgrimido por el arqueólogo responsable del destrozo, el mismo que intervino en el hormigonado del parque de la Legión sin decir nada en contra del atentado que ello supuso, es que el tejadillo y la reja de forja son elementos del Regionalismo sevillano y que nada tienen que ver con Badajoz. Quizás se haya olvidado de dar una vuelta por las calles de nuestra ciudad y observar la forja artística de nuestros balcones, ventanas y miradores. Es más, con esa teoría Badajoz se quedaría sin patrimonio, pues una gran parte de sus más bellos edificios civiles del siglo XX son de estilo regionalista sevillano e historicista. De ese modo, habría que derribar La Giralda, el mejor ejemplo de arquitecta regionalista sevillana en Badajoz y qué decir de Las Tres Campanas, cuando es de estilo de Sucesión Vienesa. Los arqueólogos están para opinar de arqueología y dejar a los historiadores y expertos en arte opinar sobre estilos, movimientos y tendencias artísticas.

Si, por el contrario, el criterio arqueológico y arquitectónico empleado aquí es que pretenden eliminar las capillas de azulejería y los elementos de la fachada de las Descalzas por ser un añadido, cabe recordarles que la normativa legal se lo impide, pues las aportaciones de las diversas épocas en un monumento histórico están protegidas por ley. Con ese criterio mañana deberíamos derribar la portada de la Puerta del Cordero de nuestra Catedral al ser un añadido pues la gótica anterior está detrás y no la vemos. Afortunadamente contra estas peregrinas interpretaciones de nuestro patrimonio están las leyes que lo protegen, pero que no parecen haber llegado a la ciudad de Badajoz.

*Licenciado en Geografía e Historia