Creo que la historia es conocida: una asociación cívica convence a un concejal del Ayuntamiento de Badajoz para que el día 19 de marzo –celebración católica de San José- pase a convertirse en fiesta oficial local. El pleno lo acepta y se coloca, con tan fausto motivo, un cuadro de azulejo con una representación fantasiosa de la conquista de la plaza por Alfonso IX (1230). A la presentación acude el Sr. Alcalde, quien pronuncia un llamativo discurso. Produjo una cierta polémica y el imán de la comunidad musulmana protestó, enfadado, y con razón, desde hacía tiempo por la negativa de la corporación a proporcionar a nuestros musulmanes una parcela en el cementerio municipal para enterrar a los difuntos. Lo peor, con mucho, fue que a los muy pocos días el mural de azulejos apareció dañado. Algún bárbaro picó la cara de los guerreros leoneses y subrayó la hazaña acusando de fascistas a los, se supone, implicados. Una reprobable salvajada más, en una atmósfera política enrarecida, también en Badajoz, donde la urbanidad no es una virtud floreciente. No está acreditado que el citado monarca entrara en Batalyaws en la fecha conmemorada. Lo seguro es su salida casi inmediata. Permaneció pocos días, los justos para organizar la defensa, repartiendo obligaciones castrenses entre las órdenes militares, y ordenar la erección de una catedral fortificada, transformando la antigua mezquita almohade de la Alcazaba. No estaba muy seguro de mantener la conquista. A poco falleció. La plaza quedó incorporada a León, después a Castilla y, muchísimo más tarde, a España. 

Lo sorprendente, en la primera parte del entremés, fue el parlamento del primer edil. Debe advertirse –ahí está la grabación- que llamó a don Alfonso rey de Portugal. -¡pelillos a la mar!-. ¡Qué más hubiera querido el leonés! Al parecer esa conquista colocó a Badajoz en la modernidad y, sin saberlo, el soberano facilitó los derechos vigentes hoy en día en la ciudad. ¿Quién le escribe los discursos a nuestro alcalde? ¿Qué pretendía con semejante pieza oratoria? ¿Estaba respondiendo al enfado del imán? ¿Quiso contraponer la cultura latina con la islámica o quizás menospreciar a esta última? Valiente sarta de majaderías.