El pasado año, hasta su descenso el 5 de junio, se codeaba con los grandes en la primera categoría del fútbol femenino. Desde la noche de este martes, el Santa Teresa sabe que tendrá que bajar a los infiernos de la tercera, la que se denominará Segunda RFEF. Y todo ello tras su derrota ante el Oviedo (2-0) en el partido ‘a vida o muerte’ disputado en Asturias.

Dos goles en el segundo tiempo de Yamila y Yarima Font precipitaron el descalabro del equipo de Manuel Fernández, que tenía el factor campo en contra tras ser finalmente noveno en Reto Iberdrola. El Cacereño Femenino será el único extremeño que esté en la Primera RFEF la temporada que viene. Mientras, en la Segunda RFEF militarán el Santa Teresa, el filial del Cacereño y el Badajoz. 

El Santa pone fin a su curso más atípico, con ‘regeneración’ fallida. El pasado verano se cambió a todas las jugadoras de la plantilla salvo a Ariadna Rovirola y a Raquel Ayuso y a todo el cuerpo técnico. El nuevo plantel no terminó de adaptarse y pese a comenzar la liga ganando en casa, una racha de empates le alejó pronto de la cabeza. La dinámica, lejos de mejorar, siguió empeorando y en el tramo final de año veían de lejos las primeras posiciones. 

Las rojiblancas comenzaron a mostrar su mejor cara con el cambio de año. Antes del parón, vencieron al Albacete, y a partir de ahí, lograron una sucesión de buenos resultados les hizo situarse en la zona noble. Pero ante el Cacereño volvieron a sufrir un nuevo giro de timón y el equipo volvió a mostrar su cara más irregular, siendo capaz de ganar en el inexpugnable campo del Juan Grande o de quedarse a las puertas del triunfo frente al Alhama, mientras que caían ante equipos como Elche o Pozoalbense y se vieron condenadas a jugar una muerte súbita con la que no contaban, ya que el objetivo al inicio era ascender a Primera Iberdrola. 

La suerte tampoco les ha acompañado a nivel logístico, ya que no han podido jugar en El Vivero hasta final de temporada, convirtiéndose en un equipo itinerante.