«Cuando lo dijo estaba lejísimos, faltaba muchísimo para que tuviera que irse. Aquí estamos hoy, a punto de despedirnos porque coge el avión». Son las palabras de Toni Lara, madre de uno de los militares que esta mañana partían desde el aeropuerto de Badajoz con destino al Líbano, pero podrían salir de la boca de cualquiera de los familiares que se despedían con el corazón encogido y los ojos acuosos. «Son muchos meses. Estoy preocupada», reconocía esta madre.

La cercanía del destino de estos miliares a la zona de conflicto entre Israel y Hamás es lo que más intranquilidad produce a las familias. «Ellos mismos nos están tranquilizando a nosotros. Nos dicen que están bien preparados y que la zona es segura, pero no puedes evitar estar nerviosa», decía Rafi Vázquez. Su hijo, Jesús Ángel, se va por primera vez con 25 años. A Tania, la novia de este, las palabras se le atascaban en la garganta cada vez que intentaba hablar. El día estaba cargado de emociones.

Últimos besos y abrazos en el aeropuerto. ANDRÉS RODRÍGUEZ

También era la primera misión para Francisco José Marcelo y por eso toda su familia fue a despedirle: su mujer, sus hijos, su suegra, cuñada y sobrinos. En los bolsillos llevaba las últimas fotos que se hicieron ayer comiendo. En el reverso, una dedicatoria. ‘Amor, deseo que todo te vaya bonito, pero que pase rápido’. Sus hijas no contenían las lágrimas. «No estará en Navidad pero llega para poder ver mi graduación». Gema Borrega, militar, también se emocionaba al contar que se perderá la Primera Comunión de su sobrina. «Pero estoy bien, estoy contenta».

Un niño sujeta una pancarta de despedida. ANDRÉS RODRÍGUEZ

Una larga jornada por delante

A pesar de que el vuelo despegaba a las cinco y media de la tarde, sobre las 12.30 horas llegaban las primeras familias. «Es que somos del Puerto de Santamaría, hemos viajado esta mañana», explicaba la familia de Carlos Ramos. También viajaba por primera vez.

Media hora después, el aparcamiento del aeropuerto se llenaba de coches y aparecían las primeras lágrimas. A las 13.30 horas, los militares formaban para pasar revista conscientes de que no quedaba mucho tiempo: minutos después abrirían las cintas para facturar el equipaje y empezaría la cuenta atrás para la despedida. 

En la puerta de embarque estaba el sargento primero Manuel Piris. Su mujer, Esther, podría estar algo más acostumbrada a estas partidas ya que es la tercera vez que su pareja se va. «Vas tranquilo porque sabes qué vas a encontrar y cómo moverte», afirmaba él. Su hija de cuatro años jugaba alrededor, ajena a todo. «Ella no es consciente aún. Tenemos familia fuera, aquí nos quedamos solas», decía ella.

Los militares esperando para facturar el equipaje, alrededor de mediodía. ANDRÉS RODRÍGUEZ

Sobre las 14.00 horas, los militares entraron en el aeropuerto. Primero facturaron los capitanes, y luego, por grupos, lo iban haciendo los demás. «No se me desperdiguen mucho», decían, a voces, las personas a cargo del viaje. Los sentimientos estaban a flor de piel. Últimos repasos al equipaje, abrazos sentidos, besos con lágrimas.

Serán seis meses los que estos militares pasen en el Líbano en misión de paz. De los 612 militares que componen el contingente, 472 pertenecen a la Brigada Extremadura. 164 han volado hoy, el resto lo irán haciendo en vuelos que saldrán, previsiblemente, el martes y el viernes de la próxima semana.