"Ha sido muy emocionante, no creo que yo vuelva a ver algo así: todas las vírgenes saliendo por la puerta de la catedral una tras otra... No voy a olvidar este día». Así describía Aurora Guerrero lo que había sentido al presenciar la histórica salida de prácticamente todas las imágenes marianas de las cofradías de la ciudad (salvo la Esperanza de San Andrés, que estaba representada por su estandarte, y la Misericordia, de la Estación, que se trasladó de forma privada), tras haber acompañado a la Virgen de la Soledad, patrona de Badajoz, en la novena extraordinaria con motivo del décimo aniversario de su coronación canónica.
El cielo dio la tregua esperada y cientos de pacenses pudieron presenciar un acto religioso que tardará tiempo en repetirse. La Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, con la imprescindible colaboración del resto de hermandades de la ciudad, ha hecho historia.
El sábado solo iban a procesionar la patrona, la copatrona y la Niña María, pero la lluvia obligó a aplazar a ayer el regreso a la ermita, lo que hizo que coincidiera la vuelta de todas las imágenes a sus iglesias, ofreciendo a los fieles una estampa única.
La última en cruzar la puerta de la catedral fue la Soledad, por primera vez, en paso de palio. Delante de ella, acompañándola hasta su templo, iban la Niña María, portada por los alumnos del colegio Santa María Assumpta (La Compañía) y la Virgen de Bótoa, excepcionalmente con una corona adornando su cabeza en lugar de su tradicional pamela, y sobre las andas de orfebrería de la patrona. Salieron entre aplausos y vivas, como llegaron a la ermita de la Soledad, cuya plaza se había engalanado con banderines blancos y azules y banderas de España y blancas y negras. Repicaron las campanas y sobre la Soledad cayeron pétalos de rosa. El recorrido se acortó por temor a que lloviera, pero lució el sol y solo al final el viento comenzó a soplar con fuerza.
"No me canso de mirarlas"
«Qué guapas están las dos, con coronas o sin ellas, son las patronas más bonitas que puede haber», decía Ceferino Ramos, devoto de la Soledad y de la Virgen de Bótoa desde niño. «Tengo casi 80 años ya y no me canso nunca de mirarlas», aseguraba emocionado.
Antes que las protagonistas de la procesión extraordinaria, también habían salido entre aplausos de la catedral el resto de imágenes marianas, cada una con su cortejo, y el Simpecado de la Hermandad del Rocío. La primera fue la Virgen de la Amargura, camino del convento de Las Descalzas; tras ella, la Virgen de la Palma, que enfiló hacia San Roque. La Virgen de los Dolores, de la Oración en el Huerto, procesionó hasta la iglesia de la Concepción, igual que Nuestra Señora de la Consolación, de la cofradía de la Vera Cruz. La Virgen del María Santísima del Mayor Dolor regresó a Santo Domingo y la Aurora y la Virgen de las Lágrimas, a San Agustín. Dulce Nombre de María fue en parihuela hasta la plaza San Andrés y de allí de forma privada a su sede, la iglesia del Cerro de Reyes.
«No hay ninguna que no esté guapa», comentaba en un corrillo varios asistentes.
«Ha sido algo extraordinario», valoraba el hermano mayor de la Soledad, José Blanco. «Han sido sucesos únicos: la patrona y la copatrona dos días juntas en la ermita; la procesión a la catedral de las dos con la Niña María; todas las imágenes de María y todas pasando por el altar mayor durante el novenario... ¿Cuándo lo volveremos a ver? Tardaremos mucho y algunos no sé si tendremos otra oportunidad», señalaba.
Posible gracias a "todas las cofradías"
La asistencia a la novena se ha duplicado. Las cofradías valoran el «esfuerzo» de la Soledad y esta comparte los méritos: «Esto ha sido posible gracias a la todas las cofradías y hermandades, nosotros hemos sido una más», afirmaba Blanco, para quien lo más «importante» ha sido que la Agrupación de Cofradías y Hermandades en su conjunto ha conseguido «evangelizar a través de María durante este novenario».