EL DÍA DESPUÉS DEL SUCESO EN LA CALLE HERNANDO DE SOTO

Los vecinos del bloque afectado por la explosión de gas en Badajoz siguen sin luz y agua

La mayoría de los inquilinos ha pasado la noche fuera de sus casas. El fallecido es José Antonio Carrera Varela, de Madrid, que residía con su pareja en el piso donde se produjo la deflagración

Interior de la vivienda donde se registró la explosión de gas este jueves.

Interior de la vivienda donde se registró la explosión de gas este jueves. / SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

Belén Castaño Chaparro

Belén Castaño Chaparro

Sin agua y sin luz. Así siguen 24 horas después los vecinos del bloque afectados por la explosión de gas butano ocurrida este jueves en un piso del número 1 de la calle Hernando de Soto de Badajoz, en la que un hombre de 56 años falleció y otras 16 personas resultaron heridas leves. La víctima mortal es José Antonio Carrera Varela, de Madrid, inquilino de la vivienda donde se produjo la deflagración. Aunque aún no hay confirmación oficial y continúa la investigación, la hipótesis sobre la que se trabaja es que la explosión fue provocada por el varón para quitarse la vida. En el domicilio, los bomberos hallaron hasta tres bombonas de butano, aunque tiene suministro de gas ciudad.

Casi ningún vecino recuerda el nombre del fallecido y solo algunos le ponen cara. La mayoría reconoce que apenas había mantenido trato con él durante el año que llevaba residiendo en el bloque junto a su pareja, que en el momento de la explosión no se encontraba en la casa. "Era un hombre correcto, educado, pero no cruzábamos más de un hola o un buenos días", comentan. No ha protagonizado ningún incidente durante el tiempo que ha vivido en el edificio pero "sabemos que tenía problemas psicológicos y que ya había intentado quitarse la vida", coinciden varios testimonios.

Sí lo conocían más en la autoescuela Al-Linquindo, en los bajos del edificio, donde se sacó el carné de conducir hace poco más de un año. "Siempre se paraba a hablar conmigo y era muy amable. La última vez que lo vi fue la semana pasada, venía del gimnasio y estaba muy contento", explica una de sus trabajadoras, aún sorprendida por lo ocurrido. El fallecido se dedicaba a las patentes, según había comentado, y acudía regularmente a un gimnasio cercano.

Entre los afectados no hay dudas de que la explosión fue "intencionada". "Ha sido un milagro que no haya pasado más", repetían. La vivienda ha quedado completamente destrozada, sin tabiques y llena de escombros. La fachada voló y la reja del balcón salió desplazada varios metros hasta impactar en el edificio de enfrente.

Los dos pisos contiguos al siniestrado, en la segunda planta, han sufrido numerosos desperfectos y, por ahora, son inhabitables. En uno de ellos, la pared del salón se ha venido abajo, y en el otro, parte de la pared de un dormitorio, que da a la fachada, ha desaparecido.

Mientras que en otras casas hay que hacer reparaciones para poder ocuparlas de nuevo, como la de Carmen de 84 años, en el primero C, justo debajo. Las escayolas de los techos se han desprendido, hay cristales por todas partes. "Si llega a pasar cinco minutos después, no lo cuenta", dice María Ángeles, su hija, mientras señala el gran trozo de escayola sobre el sillón en el que su madre se echa a diario la siesta. La explosión la pilló terminando de recoger la cocina. En su patio interior, entre otros objetos, han acabado el lavavajillas y parte de la televisión de la vivienda donde residía el fallecido.

El lavavajillas y parte del televisor de piso donde se registró la explosión en el patio interior de la vivienda de la primera planta.

El lavavajillas y parte del televisor de piso donde se registró la explosión en el patio interior de la vivienda de la primera planta. / LA CRÓNICA

Los inquilinos de las menos afectadas, aunque desde ayer por la tarde podían volver porque no había riesgo, no lo han hecho por la falta de agua corriente y electricidad. Tampoco funciona el ascensor, que se ha inundado al reventar las cañerías, y el olor a humo sigue siendo intenso.

Salvo alguna excepción, la mayoría ha pasado la noche en casas de familiares y amigos y esta mañana han vuelto, pero solo a por algunas pertenencias, a la espera de que se restablezcan los servicios básicos. Ocho personas han sido realojadas en un hotel por el Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS), que también les proporcionó la cena. Este recurso estará a su disposición hasta que puedan ocupar sus pisos, según el ayuntamiento.

Una familia sale del bloque tras recoger algunas pertenencias.

Una familia sale del bloque tras recoger algunas pertenencias. / SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

"No sabemos si va a venir el electricista, los del agua...no tenemos ninguna información", se quejaban algunos de los afectados. Cada uno está contactando con su seguro a nivel particular y a media mañana aún no habían podido comunicarse con el administrador de la comunidad. El técnico de los ascensor ha sido el único que se ha pasado por allí, pero lo único que ha podido hacer es decirles que no se podrán valorar los daños y reparar hasta que no se retire el agua.

El IMSS desplazó ayer a la zona a un psicólogo y cinco trabajadores sociales que, según el ayuntamiento, esta mañana van a continuar atendiendo y asesorando a los afectados para tratar de agilizar los trámites con las compañías aseguradoras.

Los bomberos, que han visitado durante la noche varias veces el piso siniestrado para asegurarse de que todo estaba en orden, han vuelto esta mañana para revisar algunos inmuebles del entorno, donde se habían producido pequeños desperfectos, como el centro infantil Los Angelitos, apenas a 30 metros del lugar de la explosión, donde han constatado que no hay riesgos. También la policía local se ha pasado por Hernando de Soto, mientras que la Policía Nacional prosigue con la investigación.