La rehabilitación de las ermitas de Nuestra Señora de la Consolación y de Nuestra Señora del Rosario, ambas en la Alcazaba de Badajoz, para convertirlas en centro de recepción de visitantes e interpretación costará alrededor de 770.000 euros. Es la inversión que refleja el proyecto encargado por la Consejería de Cultura para restaurar estas construcciones religiosas, cuyo deterioro se ha ido agravando con el paso de los años y que actualmente se encuentran en estado de ruina.

Ya se sabe el dinero que se tendrá que invertir, pero no la administración que lo aportará. El compromiso de la Junta fue que sufragaría la redacción del proyecto básico y de ejecución para recuperar las ermitas y adaptarlas a un uso funcional, aunque el ayuntamiento pacense reclamaba que asumiese el coste de las obras, para ponerse «al día» con las inversiones en la alcazaba con la que, según defienden, el consistorio y el Gobierno central han cumplido, pero no así la Administración regional.

Tras posponer la licitación del proyecto de 2021 a 2022, anunciar después que se derivaría al futuro Consorcio del Casco Antiguo, la Consejería de Cultura finalmente volvió a retomar su compromiso inicial y licitó la redacción del proyecto, que adjudicó por 18.000 euros. Las actuaciones que contempla, que obtuvieron el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio, ya han sido supervisadas por los técnicos de la Junta, por lo que el siguiente paso, una vez se determine de donde saldrán los fondos, será sacar la obra de restauración a concurso. 

 El proyecto de recuperación de las ermitas, como ya informó este diario, contempla actuaciones en dos sentidos. Por un lado, las intervenciones más urgentes que hay que realizar para frenar el proceso de degradación de las edificaciones y consolidar los elementos que corren riesgo de desaparecer por nuevos derrumbes; y, por otro, las destinadas a la propia rehabilitación de la ermita de la Consolación y de su torreón, del siglo XVI, y de la del Rosario, anterior, así como adaptarlas a su nuevo uso. También se va a adecuar el entorno.

La ermita de Nuestra Señora de la Consolación, que, según los expertos, podría haber sido una iglesia por su tamaño (unos 800 metros cuadrados) probablemente fue edificada aprovechando lo que fue el hospital de Santa María de los Caballeros del Castillo. A partir de 1605 se convirtió en la sede la Cofradía de la Consolación, también conocida como la de los Barberos. Aún se mantiene en pie la puerta enmarcada de acceso al recinto, de clara influencia mudéjar, además de parte de los muros de la nave principal y lo que fue un torreón anterior reforzado con sillares, aunque se encuentra muy deteriorado y ha perdido muchos elementos. En la zona del altar mayor aún se pueden ver restos de pinturas y nichos de enterramientos.

De la ermita del Rosario solo se conserva una parte de la nave y el ábside semicircular. Según la documentación conocida, albergó la sede de la Cofradía del Rosario o de los Morenos del Castillo en 1560, aunque hay historiadores que apuntan que lo fue incluso antes, de 1526 a 1548. 

 Las dos ermitas tuvieron casas para los ermitaños y hospedería. Fueron devastadas durante la Guerra de la Independencia y en 1821 se utilizaron como cementerio, hasta la militarización de la alcazaba en 1846, cuando comenzaron a usarse como polvorín. Su último uso, hasta su abandono total en 1965, fue como vivienda. Desde hace tiempo hay partes que están tapiadas y se han rodeado con un pequeño vallado para evitar el acceso.

En la 'lista roja' del patrimonio en riesgo desde 2021

Las ermitas del Rosario y de la Consolación entraron en la ‘lista roja’ del patrimonio en riesgo de la Asociación Hispania Nostra en 2021 por su estado de «ruina» y su situación de abandono y, porque pese a ello, ninguna de las dos administraciones responsables de su conservación -la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Badajoz, hayan hecho «nada» por impedir su degradación ni por recuperarlas. Esos fueron los argumentos por los que el comité científico de esta asociación, que trabaja en la defensa, promoción y puesta en valor del patrimonio cultural y natural español y está declarada de utilidad pública, las incluyó en su listado, atendiendo la petición de Amigos de Badajoz, que lleva años denunciando su progresivo deterioro y alertando de que, tras los numerosos derrumbes que han sufrido, podrían perderse de manera definitiva elementos esenciales que aún se mantienen en pie, aunque sea a duras penas.