Baches, piedras o socavones es lo primero que se encuentran los conductores al entrar en el aparcamiento de abajo de la Alcazaba. El mal estado del terreno supone un gran riesgo para las ruedas, los amortiguadores y los bajos de los vehículos que lo frecuentan. Además, hay varias plazas que son inutilizables porque están llenas de hoyos y rocas que impiden estacionar.

El ayuntamiento lleva tiempo prometiendo que reparará el parking. Así, el concejal de Vías y Obras, Carlos Urueña, ha confirmado a este periódico que se invertirán 30.000 euros en la mejora del terreno, «vamos a adecentar la zona, nivelarla, echarle una capa de firme de zahorra artificial y luego vamos a poner alcorques alrededor de los árboles para distribuir bien los aparcamientos». Está previsto que la obra comience este mes de abril y durará entre mes o mes y medio.

El terreno ocupa 3.700 metros cuadrados y hay 45 árboles, «es una obra muy sencilla, pero muy necesaria», señala el concejal. Para realizar estos arreglos han tenido que pedir permiso a Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura, ya que el terreno forma parte del BIC (Bienes de interés cultural).

Los usuarios del parking llevan mucho tiempo cansados de las malas condiciones, «yo dejé de aparcar allí porque es como practicar un deporte de riesgo, no sabes que va a pasar, si vas a salir con una avería si te vas a ganar una enemistad o qué», indica María Díaz, estudiante en la Facultad de la Alcazaba, que ahora va andando a clase por culpa del terreno y de los gorrillas que frecuentan el lugar. El pésimo mantenimiento está afectando de manera directa a los conductores asiduos. «Tuve que cambiar la tapa del cárter por culpa de un socavón», cuenta indignada la estudiante María Pereira, que se ve obligada a utilizar el aparcamiento por las pocas opciones que hay en la zona. Los vecinos también están hartos. Antonio aparca allí cuando va a su casa, pero dice que «si lo tienen así es preferible que lo cierren», además todos coinciden en que desde hace dos o tres años solo está peor, «muchísimo peor».

María Pereira, conductora que frecuenta el aparcamiento. S.García

Jara Hernández vive en Valdepasillas y estudia en la Alcazaba, su única manera de llegar a tiempo a clase es en coche, ya que no existe tampoco una buena combinación horaria de transporte público para acceder a su facultad. Afirma que le da «mucho miedo» el aparcamiento por los posibles pinchazos en las ruedas, y que todo se agrava en los días de lluvia por los charcos y el barro, pero solo se les permite estacionar allí.

Así, ya han conseguido un pequeño avance en relación a este problema los alumnos de la Facultad de Ciencias de la Documentación y la Comunicación en la Alcazaba. Llevan más de 5 años reclamando un aparcamiento digno en su lugar de estudios y hace apenas un mes el Consejo de Estudiantes ha comunicado que el ayuntamiento les ha cedido 10 plazas en el aparcamiento de al lado del Museo Arqueológico, situado justo por encima de este, y, anteriormente reservado en exclusiva a profesores de la facultad y trabajadores del mismo. «Son pocos, son insuficientes, pero es más que cero», indica Hernán Álvarez, miembro del Consejo.

Estas 10 plazas se han repartido entre los estudiantes, que han rellenado un cuestionario para conseguir la mejor distribución.