En el interior de la iglesia de Jesús Obrero todo está preparado para la salida de Dulce Nombre de María, ataviada con sus mejores galas. Faltan pocos minutos para las ocho de la tarde del sábado. Lleva un vestido en color crema y su manto rojo, ambos bordados en oro, y el paso adornado con lilium, rosas y claveles blancos y rosas, flores que se han comprado con lo recaudado en una excursión organizada el viernes para visitar a la Virgen de Chandavila, en La Codosera. Fuera de la iglesia la esperan sus vecinos de Cerro de Reyes, que aguardan el reencuentro con su Virgen, la de su barrio, la que procesiona desde 2018.

Aún no ha salido la imagen, suenan algunas notas de los músicos de la banda de Barcarrota Guzmán Richis en el interior de la iglesia y empieza a chispear. Una nube gris se cierne sobre el perfil de la cúpula del templo, tan característica. La nube amenaza aunque es paciente y cuelga un arcoiris para alegrar la espera, que desaparece cuando Dulce Nombre de María hace su aparición con su rostro envuelto en lágrimas. Pasan algunos minutos de las ocho de la tarde. La banda está en la calle pero aún no puede tocar el himno nacional. La Virgen no tiene corona. Jesús Vélez, uno de los cuatro camaristas, sube solícito a colocársela y empieza el himno.

Jesús Vélez coloca la corona a la Virgen. Andrés Rodríguez

La primera ‘levantá’ tiene dedicatoria: «Va por todo el barrio, el barrio que la quiere, el barrio que la arropa, hoy más que nunca todos somos del Cerro», entona el capataz, Juan Carlos García. La Virgen ya está fuera en la rotonda de Las Grullas. Cada año cambia el recorrido y esta vez el marcado entra en el Cerro de Reyes nuevo. Está previsto dedicar otra ‘levantá’ al fotógrafo Jorge Luis Fernández, fallecido repentinamente la pasada Semana Santa al comienzo de la procesión de la Virgen de la Soledad. «Era nuestro fotógrafo número uno», recuerda emocionada Soledad Arce, otra de las camaristas. En el Viacrucis viviente del viernes volverán a homenajearlo. 

La Crúz de Guía. Andrés Rodríguez

Esta hermandad se fundó en 2012 y al principio solo contaba con la imagen de gloria de Jesús Obrero, hasta que en 2018 procesionó por primera vez Dulce Nombre de María, tallada por el imaginero Adrián Valverde, a quien quieren encargarle un Cristo, una condición indispensable para que esta hermandad pueda entrar algún día en la carrera oficial, como hacen el resto de cofradías de Badajoz. El hermano mayor, Antonio Trinidad, confía en conseguir pronto financiación y calcula que puedan contar con la nueva imagen «en un par de añitos». Para que Dulce Nombre de María no vaya sola, aunque ella nunca camina sola. Cerro de Reyes la acompaña.