Desde que se abrió El Corte Inglés en Badajoz, hace ya casi dos décadas, Soledad Márquez Villafaina ha sido una clienta fiel. Esta vecina de la capital pacense solía quedar todas las semanas en la cafetería del centro comercial de la plaza de Conquistadores con un grupo de 14 amigas y sus maridos. Se sentaban hombres por un lado y mujeres por otro. Ahora se ríe al recordarlo. De todos ellos, solo sigue acudiendo al establecimiento ella, pues las amigas que aún viven ya no puede acompañarla por motivos de salud. Soledad va ahora a tomar café o a merendar junto a su hija Esperanza. 

Todo este tiempo ha servido para que entable un relación especial con los trabajadores de la cafetería que la atienden en sus visitas, a quienes reconoce que tiene gran cariño, sobre todo, a Antonio, su camarero favorito, del que siempre se despide con un beso.

Los camareros de la cafetería de El Corte Inglés han querido premiar su fidelidad y sobre todo demostrarle que ese cariño es mutuo. Por eso, han aprovechado que su clienta favorita cumplía 100 años este 19 de marzo, día de San José, para sorprenderla con una tarta con velas y desearle felicidad. 

No se lo esperaba y la sorpresa ha sido mayúscula. No sabía muy bien qué estaba ocurriendo cuando todos los camareros, que contaron con la amable complicidad de los clientes que estaban en ese momento en la cafetería, se acercaron con la tarta para cantarle el cumpleaños feliz y celebrar con ella su centenario. La ocasión lo merecía, no se llega así como así al siglo de vida. Tras la sorpresa, inmortalizaron el momento en una fotografía: Soledad y su hija Esperanza en el centro y todos los empleados rodeándola y apuntando con su dedo a la protagonista. Para enmarcar. Soledad no olvidará este regalo tan especial.

Tampoco olvida algunas de las anécdotas que ha vivido en sus visitas a El Corte Inglés durante todos estos años. Alguna más accidentada que otra. Como cuando hace unos meses resbaló y cayó por las escaleras. Afortunadamente no le pasó nada, pero al ver el tropiezo, todos los trabajadores de la planta corrieron raudos a prestarle auxilio. La sentaron en uno de los sillones en exposición de la zona dedicada a terrazas y jardines y no dejaron de atenderla hasta que se aseguraron de que estaba completamente bien y el accidente se había quedado solo en un susto. Ella lo recuerda divertida. Es una muestra más del cariño a una clienta fiel que con su amabilidad se ha ganado el aprecio de todos.