La avenida Ricardo Carapeto de la barriada pacense de San Roque acoge este martes desde primera hora el tradicional Entierro de la Sardina, que siempre ha sido la actividad con la que Badajoz despedía su Carnaval. No será así en esta edición, que se prolonga con actividades hasta el próximo domingo, haciendo honor a su título de Interés Turístico Internacional. San Roque huele a sardinas, pinchitos y panceta y reúne a miles de pacenses y de visitantes, entre ellos muchos rezagados que han unido la mañana del martes con la madrugada del lunes.

La Asociación de Vecinos de San Roque tenía previstos desde bien temprano café y migas a primera hora y, después, anís y perrunillas para quienes han querido acercarse a la plaza donde está su local. Antes de las once de la mañana ya se les habían terminado los dulces. Se repartieron media docena de cajas y tenían la lumbre preparada para empezar a asar sardinas para repartir entre los integrantes de las agrupaciones carnavaleras. Nerea Aceña, de la asociación vecinal, contaba que cuando han empezado a repartir había un par de grupos de jóvenes y "gente de fuera que viene a probar la tradición del anís y de las migas, se han ido muy contentos, vecinos y gente de otros barrios". Desde la barriada de Llera se acercó Mariví para probar las perrunillas y disfrutar del desfile de comparsas, artefactos y grupos menores.

La comparsa Caribe ha abierto el desfile. Andrés Rodríguez

En el bar de Los Amigos hay siete personas detrás de la barra que han instalado en la calle: 3 para las planchas y 4 sirviendo. Tienen preparados 60 kilos de pinchitos, 55 de panceta y 35 de choricitos, para 900 bocadillos de panceta, 800 pinchos y 400 de choricitos. Este año han previsto más pinchitos porque en la pasada edición se quedaron cortos a las cuatro de la tarde. San Roque va a concentrar más gente. Además, el ayuntamiento permite las barras más tiempo, hasta las 18.00 horas, porque se ha pospuesto la entrega de premios, que antes se organizaba la tarde del martes en San Francisco y se va a celebrar el próximo sábado con una gran gala en el auditorio Ricardo Carapeto. "La gente viene poco a poco como siempre, pero la hora punta es la de siempre, desde la una y media hasta las cuatro y media a saco, la gente enfila para comer y comer", cuenta Edu Delgado, al que le parece muy bien que puedan quedarse más tiempo "y así puedes aprovechar la tarde con las copas y el café". En anteriores ediciones, las barras tenían que empezar a desmontarse a a las 16.00 horas.

En el bar Capital han vendido 300 bocadillos desde las seis de la mañana. A. M. R.

En el bar Capitol han hecho caja desde bien temprano. Han abierto a las 6.00 de la madrugada. "Somos de los primeros que hemos estado montando", cuenta María del Carmen. Lo habían previsto y han acertado "porque hay mucha gente que viene de recogida y pasa hambre, hay que darles bocadillitos". La realidad les ha dado la razón. A primera hora han vendido 300 bocadillos, a 1,5 euros "y muchísimas botellas de agua, porque el agüita para la resaca viene fenomenal". Bocadillos de chorizo, de lomo, de tortilla, "algo que entre y que asiente el estómago para poder seguir el pasacalles, que es precioso" El balance ha sido estupendo. "La gente, muy agradecida de que estuviésemos aquí porque éramos de los únicos que teníamos nuestra barra montada, tienen hambre y vienen buscando siempre el rinconcito, la esquina nuestra". Es la primera vez que en el Capitol abren tan pronto el martes de Carnaval, a iniciativa de la nueva propietaria. Para todo el día han previsto 60 kilos de pinchitos, 60 de chorizo, 40 tortillas de patatas y 15 kilos de carne con tomate.

Ambiente de rezagados en El Rincón Tapas. Andrés Rodríguez

Entrente, en El Rincón, cientos de jóvenes apuran la madrugada con el vaso en la mano y los disfraces desaliñados. "Estamos en la calle desde el viernes", bromea Antonio. Seguramente no miente. Toda la pandilla lleva gafas de sol, que forman parte del disfraz y no se les nota aún el cansancio. "Hoy vamos a sardinas, que es lo que se lleva".

La pandilla de Antonio está en la calle desde el viernes. A. M. R.

La Sardina ha abierto el desfile a hombros de varios jóvenes aunque sin plañideras. La acompaña San Pancracio, una figura indispensable en el Carnaval de calle de Badajoz y, justo detrás, se pasea elegante Juan José Delgado, que llega desde Talavera la Real. Todos los años -salvo los de pandemia- despliega su imaginación con un traje despampanante en San Roque. Esta vez va de cisne blanco. Todos sus disfraces los confecciona él. Ha perdido la cuenta de cuántos guarda. Los expuso en el centro cívico de San Fernando "y ya tengo para hacer otra exposición".

Juan José Delgado, vestido de cisne blanco. Andrés Rodríguez

La comparsa Caribe ha abierto el desfile con su gran barco pirata. Sus integrantes no han dado muestras de cansancio. Atentas los han observado un grupo numeroso de 40 vecinos procedentes de Ogíjares (a 3 kilómetros de Granada) que han viajado expresamente para conocer el Carnaval de Badajoz, desde el domingo. Se alojan en Jerez de los Caballeros. "Hemos venido al Entierro de la Sardina porque nos hemos enterado de que se había muerto y tenemos mucha pena". No sabían que San Roque marca un punto y seguido porque el Carnaval continúa hasta el domingo. "Pero si hemos estado llorando y todo", se lamenta Mari. "Nos está gustando todo mucho", añade Encarna. "Si nos decís que esto dura hasta el domingo, nos invitáis y nos quedamos".

El grupo de turistas de Granada, con San Pancracio. Andres Rodríguez