Mauricio Bermejo sigue en una nube. Desde el domingo por la noche sabe que su artefacto es el campeón del Carnaval 2023 «pero lo importante no es eso, lo importante es el cariño que estamos notando en la calle. Todos nos paran, todos quieren verlo, estamos en boca de todos».
Su artefacto, Mascachapas, lleva recorriendo las calles de Badajoz desde el año 2015. En su haber tienen segundos premios, terceros, cuartos y quintos, pero nunca antes se habían hecho con el título de campeones. «Hicimos un buen desfile, con todos los compañeros parándonos para decirnos cosas bonitas sobre el proyecto de este año, pero eso ya nos pasó el año de Cuba así que no le dimos más importancia» dice Bermejo. El año al que hace referencia es 2019, cuando iban vestidos de cubanos y su artefacto representaba una calle de La Habana.
Comienzan a trabajar cada proyecto en mayo, mes en el que presentan las ideas. A partir de ahí, todo va rodado: la experiencia es un grado. Sacar adelante un proyecto como este es fruto de mucho trabajo y de un desembolso económico que ronda los 4.000 euros. «Hay otros compañeros que están en naves y las semanas previas se quedan trabajando hasta la madrugada. No es nuestra forma de hacer las cosas: nosotros trabajamos en el campo y casi siempre los fines de semana, de tal manera que nuestros hijos pueden disfrutar de la naturaleza y la convivencia mientras nosotros preparamos el artefacto. Es una forma de vivirlo durante todo el año». Mauricio se enorgullece de que su filosofía sea familiar. «Todos somos familia o amigos muy cercanos. Imagínate, cuando empezamos los niños eran unos críos y ahora tienen 16 años. Aún así, siguen viviendo el Carnaval con nosotros. Para ellos sí que fue importante ganar el primer premio el domingo» confiesa con la emoción en la voz. Él, que ni siquiera se enteró de la entrega de premios porque estaba descansando en el camión, compartió un bonito momento con otros compañeros cuando se lo dijeron. «Yo veía que la gente de Deskarria2 me levantaba el puño pero no entendía nada. Fue al llegar los de Trimoto cuando me lo contaron y me enteré de que habíamos ganado. La fiesta con nuestras mujeres y nuestros hijos fue larga, con todos saltando y bailando en el artefacto. Imagínate… por primera vez en la historia no quedamos para comer el lunes porque no podíamos con nuestros cuerpos» confiesa.
Este reconocimento les llega en un año complicado para los artefactos. «Hemos tenido muchas dificultades. Sabemos que tiene que estar todo reglado pero la verdad es que se nos ha complicado mucho el Carnaval con el coche piloto y las luces de gálibo, por ejemplo. Yo solo quiero que sigamos teniendo la misma fuerza y la misma alegría para vivir el Carnaval».