«¿Quién sabe cuál es esta nota?», es la primera pregunta que la profesora de Lenguaje Musical, Cecilia Muñoz, hizo a sus siete alumnos de la sede de Pardaleras, en el colegio Juventud, nada más comenzar las clases de las Escuelas Municipales de Música este miércoles. Hacía referencia a la clave de sol que había dibujado en la pizarra y los niños, casi al unísono, acertaron en su respuesta, lo que demuestra el trabajo que se ha desarrollado previamente.

El primer día de clase de estas escuelas, después de más de cuatro meses de retrasos debido al problema en la contratación de la seguridad de los colegios, fue muy tranquilo y sin mucha afluencia de alumnos en las cuatro sedes de la ciudad. «Ya se empieza a escuchar música en las aulas, estás en el pasillo y se oyen los instrumentos y los niños cantando», aseguró la presidenta de la asociación de madres y padres de alumnos (ampa), Guadalupe Chamorro. Ella cree que no han ido tantas personas porque los padres habrán estado un poco desubicados después de tanto tiempo, porque para muchos era la presentación y toma de contacto con el material y porque hay algunos profesores de baja. En este sentido, dijo que hubo alumnos que no se han podido reubicar en otras clases y considera que el ayuntamiento ha tenido tiempo para cubrir las plazas que han quedado libres.

La profesora Cecilia Muñoz imparte la clase de Lenguaje Musical el primer día de las Escuelas Municipales de Música. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

María Jesús Pérez llevó a su hija Elsa a Lenguaje Musical por primera vez y resaltó que tenía muchas ganas de empezar, que estaba «impaciente y encantada». Elsa quería dar clases de música y ella está contenta de que practique, que introduzca el instrumento en su vida y sepa desarrollar y expresar sentimientos con él. Pérez no se imagina que el próximo curso no empiecen las clases en septiembre.

David Casco también confía en que se solucionen los problemas y destacó la «desinformación» que han tenido y que a los padres creó «incertidumbre» porque no sabían si iban a empezar las clases. Él llevó a su hijo Joel, de siete años, también a la Juventud y se mostró «feliz en parte», puesto que tuvo la asignatura de Lenguaje Musical pero no de piano porque el profesor está de baja y no tiene ni idea de cuando llegará uno nuevo. Para Casco, el retraso del inicio puede complicar a los padres porque en un principio les podía ir mejor tener los horarios lunes y miércoles y actualmente podría ser mejor martes y jueves.

Los alumnos de las Escuelas Municipales de Música llegaron ayer al colegio Juventud el primer día de clase. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

Adán, de siete años, también es nuevo en las escuelas y su madre Concha García manifestó que tenían muchas ganas porque fueron seleccionados en la repesca y llegaron con «muchas ganas e ilusión». A esta familia le encanta la música, tienen una batería y una guitarra y la hija mayor dio clases igualmente, por eso querían que el niño se adentrará en este mundo cuanto antes. El problema que tienen ahora es que los horarios le coinciden con las clases de patinaje a las que le apuntó al empezar el curso.