El José Pache se derrumba. Sus muros ahora son escombros. Sus gradas son recuerdos inmortales a los que ahora hay que acceder a través de la hemeroteca. Era el final más obvio para una infraestructura caduca, deteriorada y olvidada, cuyos últimos días han servido de improvisado inmueble a unos pintorescos huéspedes que decidieron hacer de la casa del Cerro de Reyes su propio feudo. 

Transitar por la avenida Jaime Montero de Espinosa ya no va a ser lo mismo. El José Pache era un lugar icónico de la capital pacense. Ubicado en tierra de nadie. Casi sin nada alrededor. Acceder hasta allí en coche iba siempre acompañado de una estruendosa banda sonora de cláxones. Muy pocos partes amistosos se rellenaron allí para la temeridad que suponía adentrarte en sus aparcamientos. Una vez habías logrado estacionar el coche, mirabas los zapatos que llevabas ese día. «Me tenía que haber traído las zapatillas viejas». Era esa una frase muy repetida durante aquellas frías mañanas de domingo. Si tenías suerte, el barro solo te llegaba hasta el tobillo durante el cortísimo trayecto que separaba el coche del estadio. El José Pache nunca ha sido un estadio. Siempre se le ha llamado campo de fútbol. Era como esa persona gruñona que todos tenemos en nuestra familia. Sabes que tenía muchos defectos, pero todo el mundo le quería.

El olor a panceta aún me recorre las fosas nasales. Era innegociable irse al bar varios minutos antes de acabar la primera parte para catar el oro graso que allí se preparaba. Por desgracia, muchas veces se había acabado el descanso y allí seguías. Esperando tu trozo de pan y panceta. Nunca una espera había merecido la pena. Aunque te perdieras uno o más goles. Eso era lo de menos.

Quien haya tenido el privilegio de visitar sus cabinas de prensa, pudo gozar de la comodidad de sus butacas. Una fila de asientos de autobús arrancada y reutilizada para ubicar a la prensa. Toda una genialidad de la economía circular.

Cuando aún podía caminar con normalidad, Darío Silva se dio un festín en el José Pache. En aquel inolvidable encuentro copero del que se van a cumplir 20 años también estaba Dani Alves o Julio Baptista. Aquello no fue un domingo por la mañana, pero fue una noche inolvidable.

Era normal echar la tarde del domingo comentando si Cachola la había vuelto a liar. El José Pache ha sido el único lugar de la capital pacense donde se han celebrado goles en contra del Badajoz. Y es que allí se ha vivido el único que hemos podido considerar un derbi local. Y eso tampoco se olvida nunca.