A poco menos de un mes para que dé comienzo una Navidad que se espera que se desarrolle con total normalidad después de dos años de restricciones por la pandemia de la Covid-19, los bares y restaurantes de Badajoz cogen las llamadas para reservar los pocos huecos que les quedan para las comidas y cenas de empresas, amigos y familiares y se preparan para tener un diciembre y primeros de enero intensos de trabajo. En algunos casos ya han comenzados con estas típicas celebraciones, que suponen un impulso para la hostelería.

«La sensación ahora mismo es que el nivel de reservas va bien», resaltó el portavoz de la Plataforma de Hosteleros de Badajoz y dueño de El Laurel, José María Pérez, quien incidió en que este año se han adelantado algunas a noviembre puesto que los días festivos coinciden con los fines de semanas. Lo más difícil para encontrar a estas alturas son para los fines de semana y los días de fiesta, porque muchos ya lo tienen todo ocupado, y los días de diario para las comidas.

Debido al aumento de los precios de los productos, de la electricidad y del gas, entre otros gastos, los hosteleros «andamos en la cuerda floja y tenemos que hacer encaje de bolillo» para ajustar el presupuestos de los menús y que no sufran mucha variación, aunque Pérez reconoce que los clientes están cogiendo con ganas el poder reunirse con normalidad.

En el restaurante El Bizarro, en Ciudad Jardín, aquellos rezagados que quieran una mesa para los fines de semana lo tendrán imposible pero aún dispondrán de espacio si acuden de lunes a jueves. Su propietario, Carlos Pinto, aseguró que la gente ha llamado antes este año, por lo que hay reservas hechas desde hace tiempo ya, y por ello consideró va a ser un periodo mejor que el de 2021, que fue un «desastre» por la situación sanitaria y todo lo que tenían preparado «se fue al traste». «Espero que de verdad volvamos a funcionar como antes, que había alegría y la gente salía», agregó.

Carlos Pinto, del restaurante El Bizarro, ya tiene el menú y el local preparado para las fiestas. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

En su caso, tanto el comedor como la terraza se le llenarán de grupos de 20, 30 o 40 personas, también más pequeños, que se decantan por los menús que ha escogido porque les resulta más económico al incluirles toda la bebida y el café y el postre, además de la comida. Con buen tino, Pinto se adelantó a comprar los productos antes y, por ello, no ha modificado los precios de la carta. Eso si, tuvo que «afinar mucho» a la hora de fijarlos para no bajar la calidad y que no tenga problemas o críticas de los comensales. «Hay que hacer muchos malabares», reiteró.

Tanto él como Pérez coincidieron en lo difícil que será afrontar los meses de enero y febrero y ahora tendrán que aprovechar para que esa cuesta no se les haga tan empinada.

En el restaurante Campañón, en San Fernando, ya han comenzado con alguna comida de empresa pero a partir de la próxima semana raro será el día que no tengan alguna mesa especial. Eso si, desde el día 16 en adelante ya lo tienen casi todo reservado. Aún así, suelen dejar espacio para los clientes que van durante todo el año.

Su responsable, Manuel Campañón, explicó que los clientes se van a «ajustar el cinturón» este año. «Nosotros no sabemos hasta cuando podremos mantener los precios», indicó. En este sentido, puso de ejemplo que los productos han incrementado mucho sus precios pero que ellos tan solo han subido uno o dos euros las raciones porque si lo hacen proporcionalmente no tendrían clientela. Así, estas navidades espera cumplir con los objetivos, que es mantenerse, y trabajar con menos margen de beneficio.

El centro de la ciudad es de las zonas más solicitadas ya que después de las comidas las personas van a los locales de copas. José Antonio Recio, ‘Tarra’, de Azabache Vino y Tapas, manifestó que tiene todas las mediodías completas hasta el 9 de enero y que solo le quedan libres las noches de los lunes y los martes. «Este año es una locura, tenemos reservas desde el mes de junio», subrayó.

Según expresó, son grupos grandes los que llenarán su local y la terraza y los clientes que tiene habitualmente desde hace años, clientela que ha preferido escoger el menú más caro. H