Culpable de asesinar al joven de 27 años Jonathan F. H. y de intentar hacer lo mismo con su primo de manera sorpresiva y sin que ninguno de los dos tuviera capacidad de defensa, es decir, con alevosía, y sin que su capacidad de razonar estuviera alterada. Es el veredicto unánime que acaba de emitir el jurado popular del juicio que se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Badajoz contra el autor confeso del conocido como crimen del bar JM, ocurrido la mañana de Navidad de 2019 en la capital pacense.

Los miembros del tribunal popular dan por acreditado que el acusado, J. M. M. C., disparó al fallecido con una pistola de su propiedad que llevaba semioculta en la cintura, "sin mediar palabra" y de "forma sorpresiva", y lo hizo en tres ocasiones -a un metro y medio de distancia, a 40 centímetros y a entre 70 y 100 centímetros-, con el objetivo de culminar su propósito de matarlo, lo que consiguió con el tercer disparo, que afectó al corazón y provocó la destrucción de órganos vitales. El jurado reconoce que hubo alevosía, pero no ensañamiento, pues considera que durante la vista no se ha podido probar que el acusado fuera el autor de las lesiones que sufrió Jonathan en la cara cuando ya estaba agonizando fuera del bar ni tampoco que quisiera aumentar deliberadamente el sufrimiento de la víctima.

Asimismo, el tribunal popular cree acreditado que el procesado apuntó y encañonó, sorpresivamente y cuando se encontraba sin posibilidad de defensa, al primo del fallecido, no para intimidarlo o amenazarlo, sino con la intención de acabar con su vida, pero que su objetivo se vio malogrado porque el arma, para el que no tenía licencia, se le encasquilló hasta en dos ocasiones, una situación que ha provocado en la víctima estrés postraumático.

Los miembros del jurado dan por cierto que el acusado llamó a la policía local para confesar los hechos y entregarse a las 8.25 horas del 25 de diciembre, una hora y media después del crimen, cuando ya había alertado de lo ocurrido la vecina en cuya casa se refugió el primo tras huir del bar y el hermano del acusado ya lo había señalado como autor de los disparos y había entregado las grabaciones de las cámaras de seguridad del establecimiento. También consideran probado que el procesado ha ingresado 7.600 euros a nombre de la familia del fallecido en concepto de responsabilidad civil.

La fiscalía y las acusaciones particulares no consideran que en estas circunstancias la confesión y la reparación del daño sean atenuantes, mientras que la defensa cree que sí pueden ser valoradas como tales por el magistrado, que ahora debe dictar sentencia.

La fiscalía mantiene su petición de 35 años de prisión (23 por un delito de asesinato, 10 por otro de tentativa de asesinato y 2 por tenencia ilícita de armas), así como una indemnización de 210.000 euros para los familiares del fallecido.

Por su parte, las acusaciones particulares piden 39 años de cárcel (25 por asesinato, 12 por tentativa de asesinato y 2 por tenencia ilícita de armas), así como 280.000 euros en concepto de responsabilidad civil para la hija, madre y hermanas de Jonathan y de 6.000 euros para su primo por daños morales.

Hechos grabados

Tras seis días de juicio oral, los miembros del jurado han fundamentado su veredicto en las declaraciones del acusado, los testigos, peritos y policías, pero también en una prueba documental con la que rara vez se cuenta en las vistas: las imágenes de las grabaciones de las cámaras de seguridad del bar JM, en las que se recogieron las horas previas al crimen, el momento de los disparos y los minutos posteriores. Su visionado a tiempo real y de forma ralentizada ha sido determinante para motivar algunas preguntas clave del objeto del veredicto, como las relativas a la tentativa de asesinato del primo del fallecido, que el autor confeso de la muerte de Jonathan no ha reconocido nunca.

«Creemos que el jurado comparte nuestra visión de lo que ha sido este caso y que ha sido un veredicto ponderado y equilibrado», ha asegurado Cumbres. Pese a ello, el abogado de la acusación particular dijo que hoy "no es un día feliz, sino triste, porque se constata que la noche del 25 de diciembre de 2019, se estropearon dos vidas y dos familias, tanto la del fallecido como la del autor de los hechos», ha valorado.