La torre de la catedral de Badajoz se abrirá por primera vez al público a finales de este año o a principios de 2023. Así lo anunciaron ayer el alcalde, Ignacio Gragera, y el arzobispo, Celso Morga, que comparecieron juntos para detallar las actuaciones que se llevarán a cabo para que esta parte tan destacada como desconocida del templo pueda ser visitada por pacenses y turistas y se convierta en un reclamo turístico más de la ciudad. 

El interior de la torre, del siglo XVI, cuenta con tres plantas y, aunque su estado de conservación es bueno en líneas generales, es necesario acometer una serie de reparaciones para rehabilitar elementos deteriorados por el paso del tiempo (como los peldaños de las escaleras), así como instalar una nueva iluminación y medidas que garanticen la seguridad de los visitantes en el campanario, ahora sin protección. Además, se colocarán leyendas informativas en los puntos de interés. 

El presupuesto para estas actuaciones, que podrían comenzar en mes y medio, se estima entre los 55.000 y 60.000 euros. El Ayuntamiento de Badajoz aportará casi 35.000 (el lunes se llevará la aprobación de esta partida a pleno) y el resto lo sufragará la archidiócesis. La inversión total podría ascender hasta los 70.000 euros si, como se planea, se actúa en la casa del campanero en el futuro. 

Esta vivienda (con espacios tabicados) se encuentra en el primer cuerpo de la torre, al que se accede tras subir 50 escalones. En uno de los habitáculos todavía se puede ver los huecos por los que caían las cuerdas con las que se tocaban las campanas. Otro medio centenar de peldaños conducen al segundo cuerpo, en la que los visitantes podrán contemplar la maquinaria del último reloj que estuvo en marcha, fabricado por Pablo Odobey en 1892, que en 2006 se sustituyó por el actual. Cincuenta escalones más arriba está el campanario, con nueve campanas, la más antigua del siglo XVI. Este último cuerpo de la torre tiene un valor añadido: las privilegiadas vistas desde las que se domina toda la ciudad e incluso se divisa el Fuerte de Gracia de la vecina Elvas.

El alcalde, Ignacio Gragera, en el campanario de la catedral junto al ecónomo de la diócesis, Julián Peña, y el director del museo catedralicio, Juan Román. LA CRÓNICA

La idea es que la visita a la torre se incluya dentro de la entrada al Museo de la Catedral, añadiendo un extra de 2 euros. No obstante, no se descarta que se pudiera visitar únicamente esta parte del templo, aunque la decisión se tomará más adelante.

La apertura al público por primera vez de la torre de la catedral responde al interés del ayuntamiento por incorporar a la oferta turística de la ciudad un nuevo atractivo patrimonial y al de la archidiócesis por recuperar todos los elementos de la catedral, tras la puesta en valor de su museo a principios de 2020. «Es un bien común de todos y hay que ponerlo para el uso de toda la ciudad», afirmó Morga. Tanto el alcalde como el arzobispo recordaron que en la mayoría de ciudades las torres de los templos son visitabes, por lo que en Badajoz era una asignatura pendiente.

La siguiente actuación de restauración en la catedral se llevará a cabo en el claustro manuelino, muy deteriorado por las «tremendas» humedades que sufre. Morga aseguró que tiene el «compromiso» del delegado de Patrimonio de la diocésis de que todos los fondos que lleguen este año de las administraciones públicas se destinarán a la rehabilitación de este espacio.

Morga a la Junta: "Badajoz también merece dinero"

Sobre los fondos públicos, el arzobispo de Mérida-Badajoz afeó a la Junta de Extremadura que se ‘olvide’ de la capital pacense en el reparto para restaurar el patrimonio y se quejó de que el dinero siempre ha llegado a Plasencia. Cáceres o Mérida en los últimos años. «Badajoz también lo merece», defendió Morga, quien lamentó que con esa decisión en el reparto de fondos se dé a entender que la capital pacense «no tiene patrimonio». «No nos merecemos que Mérida o Plasencia -que son unas ciudades fuera de serie, apuntó- tengan 150.000 euros y nosotros nos quedemos con un euro», comparó el arzobispo.

Morga y Gragera en un pasillo del Ayuntamiento de Badajoz, este miércoles. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS