La Crónica de Badajoz

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Dicen que la situación empeoró a partir de la pandemia

Familiares de usuarios de la residencia de La Granadilla en Badajoz denuncian «dejadez total y abandono»

Entre sus quejas están que no les dejen subir a las habitaciones, los robos o que no haya un servicio de peluquería

Residentes y familiares de la residencia frente al centro. SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

No poder subir a las habitaciones de los residentes, la falta de ropa de estos o que no los vistan adecuadamente, el mal funcionamiento de los aires acondicionados, que las persianas estén estropeadas, que no se haya repuesto el servicio de peluquería, que se estén secando los jardines exteriores o la colonia de gatos son algunas de las quejas que mostraron familiares de usuarios de la residencia de mayores de La Granadilla.

«Dejadez total, carencias, desidia y abandono», así han tachado estos familiares la situación que viven los usuarios actualmente en las instalaciones, una situación que empeoró, sobre todo, a consecuencia de la pandemia. A pesar de las múltiples reclamaciones que han hecho tanto a la dirección del centro como al Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia (Sepad), siempre les dicen que lo mirarán y lo estudiarán pero al final nunca les hacen caso y no solucionan los problemas. En este sentido, la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura aseguró que no constan, ni en la gerencia territorial ni en servicios centrales, reclamaciones en los últimos meses de esa naturaleza.

Juani Mulero, que tiene a su suegro como residente, incidió en que están «hartos» de presentar sus quejas porque es «deprimente» como está la residencia. Una de las principales es que no les dejen subir a las habitaciones para ver la ropa de la que disponen sus familiares, algo que no se les permitió con la pandemia pero que ahora, que situación más normalizada, consideran que deberían poder entrar otra vez. Así denunciaron que les desaparecen las prendas y que se producen robos de otros enseres particulares.

Por su parte, Mari Ángeles Esteban, hermana de una usuaria con síndrome de Down y Alzheimer, destacó que en verano, con las altas temperaturas ha habido problemas de salud en las personas que tienen complicaciones en la circulación porque los aires acondicionados de las zonas comunes no se notaban apenas.

Maribel Fornier centró sus reclamaciones en que no se reponga el servicio de peluquería donde la gente se juntaba para que les tiñeran, les depilaran y mejoraran su autoestima. Ahora son los familiares los que lo hacen, por ejemplo, en el salón de actos o donde encuentran algún hueco.

María de la Cruz, que tiene a su madre allí desde hace cinco años, señaló que muchos empleados han pedido el traslado porque no quieren trabajar en ese centro. Todas ellas coincidieron en que la gestión de la dirección no es buena porque no les hacen caso pero piensan que el Sepad también debería hacer algo para mejorar las condiciones de vida «inhumanas» de las personas mayores.

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