Entre la primera y la segunda semana de septiembre comenzarán las obras de permeabilización del azud de La Pesquera, en el tramo urbano del río a su paso por Badajoz. Así lo anunció ayer el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), Samuel Moraleda, quien explicó que hace unos días se firmó la encomienda de gestión a la empresa pública Tragsa para que se iniciase los trabajos, que tienen como objetivo evitar que el nenúfar mejicano enraíce y continúe su proliferación.

Esta actuación, con un presupuesto de 2,2 millones de euros y un plazo de ejecución de 18 meses, contempla la construcción de una compuerta, para dar continuidad fluvial al agua y los sedimentos, ya que la acumulación de fangos, «que crecen año tras año», son el «caldo de cultivo» para que se multiplique este especie invasora, que ya cubre gran parte de la superficie del río a su paso por la ciudad.

Además de la instalación de compuertas, el proyecto también se contempla la construcción de un sistema de franqueo para la ictofauna, con una rampa de disipación de energía.

Esta obra se anunció en 2019 y la previsión era que se iniciase antes de finales del pasado año. No es la única pendiente en el Guadiana para poner coto al nenúfar mejicano. La CHG tiene prevista otra actuación similar en el azud de La Granadilla, para que esta solución sea totalmente efectiva, pues ambos azudes actúan como barreras transversales e impiden la salida de los lodos. Ambas están contempladas en el Programa de continuidad de sedimentos dentro del Plan de Gestión de Riesgo de Inundación de la Demarcación Hidrográfica del Guadiana (PGRI).

Sobre esta última, Moraleda señaló que se está trabajando en la redacción del proyecto, que se adjudicó a principios del pasado mes de abril. El plazo de la adjudicataria para tenerlo listo es de 9 meses, por lo que no estaría terminado hasta enero de 2023.

Asimismo, el presidente de la CHG informó de que está «a punto de adjudicarse» la redacción del proyecto de estudio de impacto ambiental y de las actuaciones de control de esta especie exótica invasora, que determinará qué actuaciones deben llevarse a cabo para erradicar definitivamente con esta ‘plaga vegetal’ o si realmente el grado de daño ambiental que provoca el nenúfar mejicano en el tramo urbano del río compensa una inversión millonaria. Una vez que se resuelva la licitación, la empresa encargada tendrá 18 meses para elaborarlo.

En este proceso, según explicó en su día el organismo de cuenca, se revisarán todas las alternativas que se han puesto sobre la mesa para poner freno a la colonización de esta especie invasora, que se tendrán que valorar de manera individual y desde el punto de vista técnico, ambiental, económico y social, para proponer las posibles soluciones y elevarlas a declaración de impacto ambiental, que será la que dictamine finalmente cuál es la mejor opción. Hay diferentes medidas: no actuar sobre el nenúfar; realizar un control de su expansión con un mantenimiento a largo plazo, mediante la siega durante muchos años, para garantizar los usos sociales del río; o tratar de erradicar la planta deslodando el río, para lo que, a su vez, hay diferentes sistemas.

El nenúfar mejicano se extiende por 38 kilómetros de cauces y ocupa 117 hectáreas de superficie y mientras llegan soluciones más efectivas, se continúa con la siega de la planta en el río. Ahora los equipos de trabajo acaban de abrir un «nuevo pasillo» a la altura del puente Real.