Dentro de los objetivos de la Fundación CB, además de su espíritu con la acción social y cultural, está la pretensión de ayudar a dinamizar el Casco Antiguo de la capital pacense. Con esa premisa pusieron en marcha el proyecto para crear una nueva sede en una parcela entre la puerta del Capitel y la plaza de Santa María, la cual lleva un retraso considerable. Por ello, la fundación, que actualmente desarrolla su labor principal desde la residencia universitaria Rucab, ha tomado la decisión de trasladarse ya al centro de la ciudad y ha adquirido el antiguo edificio de Aqualia, ubicado en la calle Montesinos número 22, al lado de donde irá la sede nueva.

El director general de Fundación CB, Emilio Jiménez, explicó que se trata de unas instalaciones de unos 1.200 metros cuadrados que se las han encontrado en perfecto estado. «Lo único que necesita es reubicar dos o tres tabiques para que, evidentemente, una sala de exposición o un despacho pueda ser más grande o mas chico», aseguró. Una obra menor que quieren hacer ya mismo porque la idea es que esté en funcionamiento a final de año.

En este sentido, allí se llevarán a cabo las actividades que habitualmente realiza la fundación con la finalidad de «despertar al barrio donde nació Badajoz». Según Jiménez, la ciudad tiene una actividad cultural muy importante y hay mucho artista, mucha gente que necesita manifestarse artísticamente, que no tiene lugar para hacerlo y a los que hay que ayudarles. Por otro lado, hacen falta lugares para la acción social y, en este apartado, puso de ejemplo que en la antigua capilla de la Rucab está desarrollando sus terapias la Asociación Regional de Párkinson de Extremadura, algo que se podría extrapolar al nuevo edificio.

Esto no hará que se paralice las otras instalaciones que la fundación tiene como la Rucab, el edificio VS22 o la sala CB Arte.

Nueva sede

El director general expresó que la sede grande lleva un retraso «eterno» principalmente por toda la tramitación burocrática, aunque también porque en las últimas semanas han revisado algunas de las mediciones y han realizado nuevos cálculos que han provocado ciertas discrepancias entre el constructor y el arquitecto. Así, entre unas cosas y otras la obra debía haber empezado hace un año pero las nuevas previsiones es que puedan comenzar antes de que finalice el año. Para Jiménez, la forma de sobreproteger el Casco Antiguo hace que la gente no quiera invertir.